1952, una temporada fallida
En la década de los 50, el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 se disputaba sobre un reducido número de grandes premios puntuables. Entonces, los pilotos no estaban sujetos a una estricta exclusividad con su marca (como en la actualidad), por lo que tenían cierta libertad para participar con vehículos de otras escuderías en pruebas no incluidas en el campeonato, pero bien dotadas con importantes premios en metálico.
Así pues, resulta curioso que el Campeón del Mundo de Fórmula 1 de 1951, dedicara su principal actividad en la temporada siguiente a participar en pruebas de la denominada Fórmula Libre, no puntuables para el campeonato oficial y casi todas ellas celebradas en América del Sur. La única justificación lógica habría que atribuirla a la obligación moral de corresponder al delirio de sus compatriotas y a los honores recibidos del gobierno argentino, presidido por Juan Perón, o quizá a otra motivación orientada a rentabilizar económicamente el triunfo.
Sea cual fuera la razón, con su primer título en el bolsillo, conquistado a lomos de Alfa Romeo, Juan Manuel Fangio y Stirling Moss formaron equipo el 7 de junio de 1952 al conducir para la marca BRM en el Ulster Trophy, una carrera que no era puntuable para el Campeonato del Mundo de F1. Entre otros pilotos, estaba allí el Príncipe Jean Behra, que se había ofrecido para llevar a Fangio hasta Monza en su avión privado al término de la prueba irlandesa. Los BRM tuvieron muchos problemas y, mientras Moss se retiraba en la tercera vuelta con avería del cambio, Fangio abandonaba poco después por problemas de alimentación en el motor. Entretanto, el exótico Behra había tenido un pequeño incidente y, tras su abandono, se marchó en su avión sin esperar a Fangio.
El campeón del mundo estaba en dificultades, había firmado un contrato con Maserati para correr con ellos al día siguiente en el circuito italiano de Monza y se encontraba en Irlanda. Viajó toda la noche para tomar la salida, pero todo acabó con un terrible accidente. Salvó la vida gracias a los nuevos cascos reglamentarios que empezaban a utilizar y Fangio no pudo volver a las pistas hasta el año siguiente, ya en 1953.