1986. Senna contra los gigantes
Ayrton Senna había conseguido los galones dentro del equipo Lotus-Renault, secundado por el escocés Johnny Dumfries, después de su veto a Derek Warwick, pero en la nueva temporada 86 el verdadero enemigo estaba de puertas afuera y la pelea sería sin cuartel.
“Magic”, el astro brasileño, habría de alcanzar dos nuevas victorias en la temporada 86. La primera, disputando el G.P. de España en el Circuito de Jerez, palmo a palmo frente al “León” Mansell (Williams-Honda), en uno de los finales más apretados de la historia de la Fórmula 1, apenas 14 milésimas de segundo entre ambos, cuando habían conseguido distanciar a 21,5 segundos al tercero, el “Profesor” Prost (McLaren-TAG), y nada menos que una vuelta completa al cuarto clasificado, Keke Rosberg (McLaren-TAG).
La segunda, en el G.P. del Este de EEUU, en el endemoniado circuito urbano de Detroit, donde había distanciado en más de 50 segundos al Ligier-Renault del segundo clasificado, Jacques Laffite. Nunca se supo la verdadera razón por la que Senna tomó una bandera de su país natal de las manos de un aficionado y la paseó en triunfo, orgulloso, fue algo que después repitió en varias ocasiones.
Aquel día los medios lo interpretaron como un gesto de rebeldía o revancha para vengar la eliminación, a manos de Francia, de la selección brasilera en el Campeonato Mundial de Fútbol de aquel año.
Pese a todo, ni su Lotus-Renault 98T F1 era el mejor coche de la parrilla, ni los demás contendientes se arrugaron ante el empuje de Senna. Nigel Mansell lanzó cinco zarpazos y obtuvo cinco victorias que, increíblemente, no le dieron el título, pese a que su Williams-Honda se mostraba como uno de los más competitivos. También con Williams-Honda, otro brasileño, el “Gitano” Nelson Piquet, consiguió subir cuatro veces a lo más alto del podio.
Pero habría de ser el “Profesor” Alain Prost el que, con cuatro victorias y mucha inteligencia aplicada al oficio, se alzara con su segundo título mundial consecutivo sobre su McLaren-TAG. El piloto francés obtuvo 72 puntos, mientras que Mansell se quedaba con 70 puntos y el subcampeonato. Tercero fue el brasileño Nelson Piquet (69 puntos) y Ayrton Senna terminaba en cuarta posición (55 puntos).
Estábamos en la “década mágica” y ninguno de los gigantes había dicho su última palabra. Solamente un silencio clamoroso, eran los años de plomo de Ferrari.