1990. Desafío total
Pero, ahora, estamos al comienzo de la temporada 1990 y las espadas están en alto, dispuestas para el combate.
Campeón por tercera vez en la temporada anterior, Alain Prost abandona McLaren y se une a la escudería de Maranello, que ha desarrollado el Ferrari 641 con un potente motor V12, un arma que se presenta potencialmente ganadora.
Frustrado por su derrota, Senna consideraba haber sido tratado injustamente en beneficio de Prost y humillado con el castigo impuesto por la FISA de Jean Marie Balestre. Tras realizar algunas declaraciones muy duras, la “súper licencia” de Senna estuvo en trance de suspensión hasta los primeros días de la nueva temporada y el piloto brasileño hubo de dar muestra de sometimiento al poder federativo y se vio obligado a retractarse públicamente de sus declaraciones, multa de 100 mil dólares incluida que abonó el propio Ron Dennis (patrón del equipo McLaren).
Líder incuestionable dentro de McLaren, donde Gerhard Berger pasa a ocupar el asiento que ha dejado vacío Prost, Ayrton Senna se emplea a fondo durante el invierno en la mejora del McLaren-Honda MP4/5B sabiendo que, para ganar en su duelo con el francés y el resto de sus enemigos, va a necesitar disponer de un arma muy afilada.
Los días previos a la primera carrera de la temporada, el Gran Premio de EEUU en Phoenix (Arizona), resultaron especialmente tensos, pues fueron el escenario donde se plasmó la rendición de Senna ante el poder del rencoroso Balestre. Aún así, el brasileño declaró a la prensa porqué estaba allí: “La razón por la que soy piloto es porque amo el conducir. Amo ser el más veloz, el desafío de ir cada vez más rápido y el desafío de ganar, pero fuera del coche no todo es tan agradable. Cuando me siento al volante, conduzco tan rápido como lo hacía el año pasado, pero después me lo tomo más calmadamente”. A pesar de dicha declaración, tras obtener el triunfo en la carrera, el genial piloto brasileño no pudo reprimirse y decir “me siento vacío”.
Para ganar en aquel improvisado circuito urbano de Phoenix había tenido que vencer la resistencia de un joven Jean Alesi que, con el motor V8 de su Tyrrell-Ford, obligó a Senna a emplearse a fondo con el motor Honda V10 de su McLaren, tanto que algunos vieron en el francés recién llegado un nuevo aspirante a los laureles. La tercera posición del podio fue para Thierry Boutsen (Williams-Renault) y la entrega de trofeos estuvo dominada por la tensión.
Alain Prost había tenido que retirarse por problemas de lubricación y, las brillantes expectativas creadas en la pretemporada por el rendimiento del motor V12 del Ferrari 641, fueron respondidas por un sarcástico Ron Dennis, que coronó a Ferrari como “campeón de invierno”. Pero, a partir de aquel momento, la evolución de Prost cambió de signo.
A esta primera victoria del brasileño le siguieron otras cinco (Mónaco, Canadá, Alemania, Bélgica e Italia), dos segundos puestos (Hungría y Portugal) y tres terceros (Brasil, Francia e Inglaterra).
Por su parte, el otro “duelista”, Alain Prost, había resultado vencedor en cinco combates (Brasil, México, Francia, Inglaterra y España) de manera que llegaron a la penúltima prueba de la temporada (GP de Japón de 1990) con tan solo 11 puntos de diferencia entre ambos.