1991 – BMW Z1 de A. R. Penck (Alemania)
En 1991 le tocó el turno a uno de los coches más especiales y característicos de cuantos ha fabricado BMW. El llamativo “roadster” Z1 fue puesto a disposición del alemán Ralf Winkler (conocido artísticamente como A. R. Penck) para que desarrollara su imaginación en el undécimo protagonista de la colección BMW Art Car.
Influenciado muy directamente por los cuadros de pintores como Picasso o Rembrandt, por las pinturas rupestres y por el arte totémico, el artista alemán plasmó sobre la carrocería roja del BMW Z1 una obra de evidente influencia pictográfica, utilizando singulares formas primitivas para el esbozo abstracto de formas humanas y animales. Para Penck, “arte en arte, arte en tecnología, son cosas que me interesan, especialmente el arte en un objeto tridimensional como este coche”. El artista se inspiró en el diseño técnico, desafiándolo con su propio lenguaje de signos. En su sencillez es una reminiscencia de la pintura rupestre prehistórica, aunque también es un reto para el observador ya que las figuras y signos derivados de un largo proceso de abstracción son los códigos que deben ser descifrados.
La admiración que producía el “roadster” Z1 no pasó desapercibida tampoco para Penck el cual llegó a comentar que “el trabajo de creatividad e imaginación de los diseñadores e ingenieros de este coche es ya de por sí una obra de arte que merece el calificativo de Art Car”.
El BMW Z1 se empezó a vender en el año 1988 y se realizó sobre la base mecánica del BMW 325i (E30). Lo cierto es que, la intención inicial de BMW era utilizarlo como banco de pruebas para desarrollar nuevas tecnologías en trenes rodantes y materiales plásticos de última generación, pero la increíble expectación que generó cuando fue presentado a la prensa en 1986 les llevó a llevarlo a la producción final. Cuando los primeros Z1 llegaron a los concesionarios, había ya 5.000 pedidos del coche a nivel mundial. Y eso que no se había planteado ninguna estrategia comercial para el modelo y que su precio era más bien elevado para la época.
El BMW Z1 tenía una carrocería descapotable de tipo “roadster” realizada con paneles de resina y plástico reforzado con fibra de vidrio en buena parte de los elementos. Además, contaba con una característica especialmente llamativa incluso hoy en día: las puertas laterales no se abrían hacia fuera como habitualmente sino que se deslizaban automáticamente hacia abajo para dejar el espacio suficiente de acceso al interior. Realmente obligaba a realizar ejercicios de contorsionismo para entrar y salir de su habitáculo biplaza, especialmente cuando el techo de lona de este descapotable estaba puesto, pero dicho diseño permitía también la posibilidad de conducir con las puertas bajadas. A nivel mecánico contaba con el motor 2.5 de seis cilindros en línea que desarrollaba 170 CV de potencia y también incluía innovaciones que posteriormente se aplicarían en futuros modelos. La más significativa fue el denominado “eje Z” (un eje de doble brazo esférico articulado central), que en la práctica constituyó una novedosa suspensión trasera multibrazo de eficaz funcionamiento. A nivel aerodinámico contaba con la novedad de unos bajos carenados por los que fluía el aire hacia una especie de difusor trasero que reducía la fuerza ascensional de la carrocería e incrementaba el agarre del BMW Z1 a elevada velocidad, proporcionando así una estabilidad y eficacia en curva que estaban claramente por encima de las prestaciones que ofrecía.
Seis cilindros en línea
Atmosférico
2 válvulas por cilindro
Un árbol de levas en cabeza
Cilindrada: 2.494 cm3
Potencia: 170 CV a 5.800 rpm
Par: 222 Nm a 4.000 rpm
Cambio manual, Getrag de 5 marchas
Velocidad máxima: 225 km/h
Peso: 1.290 kg
Largo: 3.925 mm
Ancho: 1.690 mm
Alto: 1.248 mm (1.275 mm con techo)