Ambiente interior deportivo pero habitabilidad reducida
Una de las características que diferencian el Toyota GR Yaris de cualquier otro Yaris de la gama (además de la carrocería de tres puertas) es su línea de techo exclusiva, recortada 95 mm en altura.
Esto aporta ventajas dinámicas (al rebajar el centro de gravedad) y estilísticas (una imagen exterior con remarcado estilo “coupé”), pero también afecta directamente a la habitabilidad interior (al ofrecer una menor altura libre al techo).
Y aquí nos encontramos ante un problema que afectará a las personas de talla elevada, pues la altura disponible condicionará su confort de conducción, especialmente si se enfundan un casco para rodar en circuito, un detalle que en Toyota no han sabido resolver adecuadamente.
Me atrevo a decir que no lo han sabido resolver adecuadamente porque la solución parece tan sencilla como haber colocado los asientos delanteros en una posición más baja.
El asiento del conductor tiene regulación en altura y disimula algo más el problema, pero el asiento del acompañante obliga a agachar mucho la cabeza para no golpear el arco del techo cuando entramos o salimos del habitáculo, incómoda genuflexión que se podría haber evitado colocando el asiento unos centímetros más bajo.
Los que tengan talla media, como es mi caso, tampoco echarán cuenta a semejante detalle en el puesto de conducción, que termina resultando cómodo gracias a los adecuados reglajes que ofrecen el asiento y el volante aunque, de nuevo, he echado en falta poder posicionar el asiento algo más bajo.
Además, la palanca de cambios del Toyota GR Yaris se ha posicionado 50 mm más arriba que en el resto de los Yaris IV, lo que permite un accionamiento todavía más cómodo y rápido al estar situada más cerca del volante.
Los asientos delanteros tipo bacquet recogen correctamente el cuerpo, tienen una forma y mullido acertados y cumplen bien su cometido como asientos deportivos, contando con una agradable tapicería mixta en cuero y “Ultrasuede” (textil sintético que simula el cuero vuelto).
El resto de la presentación interior resalta su deportividad con costuras interiores en color rojo, pedales en aluminio y un volante de tres radios que tiene el aro grueso, el anagrama “GR” personalizando su imagen y es completamente redondo (no está achatado en ningún punto), algo que yo particularmente prefiero.
Todos los mandos se encuentran al alcance de la mano y resulta especialmente fácil de accionar la rueda giratoria situada en la consola central, con la que seleccionamos los tres programas disponibles de la tracción “GR-FOUR” (“Normal”, “Sport” y “Track”).
El equipo multimedia (con pantalla en color de 8” con manejo táctil) y los numerosos mandos multifunción del volante engloban la mayor parte de los dispositivos y funciones que pueden ser manejados por el conductor, así que solo requiere un pequeño periodo de aprendizaje para su sencillo manejo.
Sin necesidad de mover las manos del volante tenemos acceso al equipo de audio, al dispositivo de mantenimiento involuntario de carril, el control de órdenes mediante voz, el teléfono manos libres, el control de crucero adaptativo y los distintos menús seleccionables en la pantalla en color de la instrumentación.
En el cuadro de instrumentos se mantiene una disposición tradicional de elementos analógicos que se visualizan con facilidad (velocímetro, cuentarrevoluciones, temperatura de agua y nivel de gasolina), apoyados por dicha pantalla en color “TFT” de 4,2 pulgadas de tamaño, en la que podemos seleccionar y visualizar numerosa información, alguna tan interesante para la conducción como el manómetro de presión de soplado del turbo, manómetro de presión de aceite, temperatura de aceite, el reparto de tracción entre ambos ejes en tiempo real y la presión de los cuatro neumáticos en tiempo real.
De la habitabilidad trasera del Toyota GR Yaris, mejor ni hablamos, pues me cuesta creer que nadie compre este coche pensando en llevar pasajeros. No obstante, el espacio disponible en las plazas traseras (acondicionadas para dos personas) es claramente superior al de cualquier deportivo “2+2” y admite pasajeros de talla media sin problemas, permitiéndonos salir de un apuro llegado el caso.
El maletero (174 litros) ofrece también el espacio suficiente para una pareja dinámica que no necesite meter los bártulos de los niños, contando con un respaldo trasero abatible en partes desiguales (60/40) que amplia la funcionalidad interior de un coche pensado para otros menesteres deportivos (por ejemplo, la batería está situada bajo el piso del maletero para optimizar el reparto de pesos), aunque queda un fondo plano que acaba ofreciendo un buen aprovechamiento del espacio de carga.