Amortiguación activa “PASM” y eje direccional trasero
El Porsche 911 R comparte con la versión GT3 el esquema de suspensiones y la amortiguación activa “PASM” (“Porsche Active Suspension Management”), que gestiona electrónicamente el grado de flexibilidad de los cuatro amortiguadores de manera continua, aunque recibe un calibrado adaptado a la nueva configuración aerodinámica y el peso de la versión “Racing” (60 kilogramos más ligero que el 911 GT3).
Con un esquema McPherson en el eje delantero y multibrazo en el eje trasero, la altura de las suspensiones se ha rebajado 30 mm respecto a un Porsche 911 Carrera y cuentan con brazos fabricados en aluminio, refuerzos adicionales, soportes de rueda específicos, muelles aligerados, amortiguadores con tubo de aluminio y articulaciones con rótulas individuales (en lugar de “silent-blocks”) que aportan una unión más rígida entre el chasis y la carrocería (se obtiene así un guiado más preciso de las ruedas). Su construcción ligera ha permitido rebajar el peso en torno a 3,0 kilogramos en el eje delantero y 3,9 kilogramos en el eje trasero respecto a un Porsche 911 Carrera convencional.
El conductor puede seleccionar entre dos niveles de flexibilidad de la amortiguación regulable “PASM” (“Normal” y “Sport”), a través de un botón situado en la consola central. El programa “Normal” es el óptimo para su uso habitual por carretera o en condiciones de suelo mojado, mientras que el programa “Sport” adopta el ajuste más duro para obtener la máxima estabilidad sobre asfalto seco con buen piso.
Como si de un coche de competición se tratara, la suspensión del Porsche 911 R admite el ajuste de la altura, la convergencia, la caída de las ruedas y la flexibilidad de las barras estabilizadoras, permitiendo así reglarlo para todo tipo de carreteras, circuitos o preferencias personales del conductor.
El Porsche 911 R puede llevar en opción un dispositivo elevador en el eje delantero, que sube 30 mm la altura de la parte delantera (mediante un compresor de aire) hasta una velocidad de 50 km/h, lo que permite evitar posibles golpes del pronunciado faldón frontal en la entrada a los aparcamientos subterráneos o al abordar cualquier tipo de rampa.
Otro de los elementos mecánicos destacables en el chasis del Porsche 911 R es el eje trasero direccional que lleva de serie, que aplica cierta capacidad de giro a las ruedas posteriores y es similar al empleado también en los Porsche 911 GT3, 911 GT3 RS y 911 Turbo/Turbo S.
Un sistema de regulación, mediante un actuador electromecánico instalado en cada una de las ruedas posteriores, permite diferentes ángulos de giro (hasta 1,5 grados) en función de las circunstancias de conducción y la velocidad.
Por debajo de 50 km/h, el sistema gira las ruedas traseras en sentido contrario a las delanteras, generando una distancia entre ejes virtualmente acortada en torno a 150 mm, lo que permite incrementar la maniobrabilidad y reducir el radio de giro.
Por el contrario, a elevada velocidad (por encima de 80 km/h), las ruedas traseras giran ligeramente en la misma dirección que las delanteras, aumentando la estabilidad de marcha (gracias al alargamiento virtual de la batalla en unos 500 mm) y también la agilidad de movimientos (por el viraje simultáneo de las cuatro ruedas), especialmente en maniobras de adelantamiento.