Bien sujetos en el interior
La carrocería cupé del Toyota GT 86 ha permitido establecer una configuración 2+2 en su habitáculo. Sin embargo, aun sin haberme metido en las plazas traseras, sólo hace falta echar un vistazo para adivinar que en ellas únicamente acomodamos a personas de talla pequeña.
Delante, los asientos de tipo bacquet nos “abrazan” adecuadamente para ofrecer una buena sujeción lateral. Además tienen un mullido cómodo y una forma acertada para disfrutar de la conducción.
Tan solo unos segundos me han bastado para encontrar una posición al volante realmente cómoda, con una ergonomía bien estudiada en la disposición de todos los mandos necesarios para la conducción (volante, pedales y palanca de cambios). El volante tiene un aro grueso y está colocado en una posición idónea para trabajar a fondo el contravolante, mientras que los pedales permiten hacer correctamente el “punta-tacón”. No obstante, creo que el pedal del acelerador debería estar un poquito más cerca del pedal de freno para hacer aún más cómoda la maniobra (sin tener que mover tanto el pie derecho).
El coche que probamos tiene el sistema de apertura y arranque sin llave, procediendo al arranque mediante un botón de generoso tamaño. No hay muchos mandos en la consola central (algo que se agradece) y su disposición es la adecuada, especialmente que hayan puesto en primer término (junto a la palanca de cambios) los botones para el accionamiento del control de estabilidad deportivo (“VSC Sport”) y la desconexión total de los controles de tracción y estabilidad.
La instrumentación también se visualiza con facilidad, especialmente el tacómetro resaltado en color plateado, aunque en este coche de corte deportivo se echa en falta algún indicador más (temperatura y presión de aceite, por ejemplo). Cuando estamos “metidos en faena” se agradece también que lleve integrado un velocímetro digital dentro del cuentavueltas y una luz indicadora que se enciende (a 6.300 rpm) cuando estamos llegando al máximo régimen del motor.