BMW “inventa” el primer M3
En el mes de marzo de 1986, BMW presentaba su nuevo M3, una denominación simple para un modelo realmente evolucionado respecto a cualquier otro Serie 3 de los que estaban a la venta (versión E30). El coche diseñado por BMW Motorsport GmbH nacía expresamente pensado para la competición, pero también era la respuesta de la marca de Baviera al Mercedes 190 E 2.3 16V (185 CV) que se vendía desde hacía unos años. Tomando como base el bloque del motor BMW de cuatro cilindros en línea que Paul Rosche había desarrollado para la Fórmula 1, los ingenieros de la marca configuraban una mecánica de 2,3 litros, 16 válvulas y 200 CV de potencia para animar la nueva máquina. Si bien la potencia inicial podía parecer incluso discreta (sobre todo hoy en día), lo cierto es que dicho motor estaba perfectamente planteado para que las versiones de competición pudieran desarrollar en torno a 150 CV/litro, es decir, una potencia máxima de unos 345 CV.
Carrocería con aletines ensanchados y nuevos elementos aerodinámicos, suspensiones de menor flexibilidad, frenos más potentes y caja de cambios deportiva (con la primera hacia atrás para dejar las otras cuatro marchas en una “H”) se adaptaban al conjunto para configurar un verdadero deportivo que rápidamente triunfaría en la competición y en el corazón de sus compradores.