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Toyota GR Supra 2019

Escrito por: Víctor M. Fernández - 16 junio 2019

Buenas sensaciones al volante, diversión y equilibrio en el nuevo Supra

El nuevo Toyota GR Supra es un coche llamativo a primera vista, con un diseño exterior agresivo y unas características técnicas que prometen sensaciones deportivas al volante.

Pero un coche deportivo no convence solo por su imagen o la potencia del motor sino por un conjunto de elementos que, trabajando conjuntamente, configuran un paquete definitivo que gusta o defrauda cuando nos ponemos al volante.

El primer paso es conseguir un puesto de conducción en condiciones y el nuevo Supra cumple bien con lo esperado. El asiento deportivo nos recoge bien el cuerpo y su mullido durito me ha parecido cómodo. Además, los ajustes eléctricos del asiento y el amplio reglaje en altura y profundidad del volante nos permiten encontrar la posición perfecta para el uso cotidiano o para rodar en circuito, contando también con un ajuste eléctrico del apoyo lumbar y de la sujeción lateral. Primera prueba superada.

Rodar en circuito es la prueba más exigente que se puede realizar a nivel dinámico a un coche y el circuito del Jarama ha sido el escenario donde he podido poner a prueba las cualidades de sus chasis y toda la mecánica.

Que el nuevo Toyota GR Supra cuente con un motor BMW turboalimentado es una apuesta segura y sus 340 CV de potencia y 500 Nm de par aportan altas prestaciones y transmiten poderío a raudales.

El motor empuja con mucha fuerza desde muy bajas vueltas y estira contundentemente hasta alcanzar las 6.500 rpm que marca la zona roja de ese cuentavueltas de diseño analógico que preside su instrumentación digital.

El funcionamiento del cambio automático parece bien adaptado a las características del motor y nos permite extraer las prestaciones con la máxima facilidad. En el programa automático “Sport” los cambios suben de marcha con rapidez y también acompasa muy bien las reducciones, permitiéndonos rodar a fondo en circuito sin sentir la necesidad de recurrir a la selección manual.

No obstante, el uso manual del cambio, mediante las levas situadas detrás del volante, nos aporta un “plus” en precisión de manejo, aunque también podremos percibir la sensación de que la caja resulta algo conservadora en reducciones apuradas entre 3ª y 2ª velocidad.

Con el motor subiendo de régimen a ritmo frenético, el chasis del Toyota GR Supra comienza a mostrarnos su afinada puesta a punto. El modo de conducción “Sport” está seleccionado, el sonido del escape agudiza las buenas sensaciones y la amortiguación se muestra firme, conteniendo los movimientos de la carrocería con eficacia.

También lo pruebo en el programa “Normal” y el coche sigue pisando el asfalto con aplomo con la amortiguación adaptativa en su reglaje más suave, aunque las transferencias de pesos son más acusadas en las apuradas de frenada y los exigentes apoyos laterales que provoca el trazado del Jarama. Una vuelta después prefiero volver al programa de conducción “Sport”, que para eso estamos en circuito.

El coche se siente ágil y el eje delantero se inscribe bien en las curvas más lentas, con una dirección rápida, que tiene buen tacto. La ubicación centrada del motor, el rebajado centro de gravedad y el reparto de pesos al 50 % tienen mucho que decir en tan eficaces sensaciones, además de su relación entre la batalla y la anchura de vías.

Tan recortada distancia entre podría aportar cierto escepticismo sobre su comportamiento en curvas rápidas, pero el Toyota GR Supra pisa muy bien también en los giros rápidos y ambos ejes se sienten trabajar conjuntamente con eficacia. Los apoyos son nobles y conducir el coche rápido resulta fácil.

Las ayudas electrónicas muestran también una adecuada puesta a punto en el programa “Sport”, incluso en conducción plenamente deportiva, aunque ha llegado el momento de poner a prueba su chasis en un extremo aún superior, así que desconecto por completo el control de tracción y estabilidad.

Tan contundente cifra de par y entrega de potencia requieren entonces modular con precisión el acelerador para que el culo no nos acabe adelantando y el diferencial autoblocante activo muestra su capacidad para aportarnos una capacidad de tracción excelente mientras seamos progresivos con la apertura del gas.

Solo requiere un manejo del acelerador más contundente para deleitarnos con espectaculares cruzadas, con movimientos rápidos que demandan nuestra plena atención (a causa de su corta distancia entre ejes y el funcionamiento del autoblocante), aunque con reacciones progresivas que nos describen muy bien lo que está sucediendo entre los neumáticos y el asfalto, facilitando así las labores de pilotaje.

Con todo esto, las sensaciones que me ha transmitido el nuevo Toyota GR Supra no pueden ser más positivas, encontrándonos a los mandos de un coche que corre mucho, se mueve con agilidad y aporta sensaciones deportivas, aunque sin resultar un coche extremo o radical, con un acertado equilibrio para que cualquier persona pueda disfrutar de su conducción con facilidad, independientemente de su nivel al volante.