Cambio y frenos a la palestra
La caja automática “Sentronic” de seis velocidades destaca por su suavidad y agradable funcionamiento en el uso cotidiano, pero resulta excesivamente lenta cuando incrementamos el ritmo. Ni siquiera en el manejo manual secuencial (mediante la palanca de cambios o las levas situadas detrás del volante) conseguimos reducir adecuadamente cuando apuramos los cambios, resultando excesivamente lento y restrictivo al bajar marchas (nunca reduce con el motor por encima de 4.000 rpm). Además, sus largos desarrollos de transmisión inciden más negativamente en su capacidad de aceleración y recuperación que positivamente en el consumo, realmente elevado cuando damos cierta vidilla al acelerador o, simplemente, nos adentramos en la congestión de la ciudad.
El equipo de frenos del 9-5 Aero 2.8 Turbo también se queda corto cuando exprimimos todo su potencial dinámico. Aunque muestran una adecuada potencia y buen tacto en líneas generales, el sobrecalentamiento se hace evidente en cuanto realizamos una conducción exigente en carreteras viradas. A pesar de que lleva cuatro discos ventilados de tamaño “aparente” (337 mm de diámetro delante y 315 mm detrás), su capacidad para ganar velocidad y las dos toneladas de peso que tienen que parar acaban sobrecalentando el equipo y apareciendo la fatiga. Esto obliga a reducir la marcha para refrigerar, afortunadamente sin llegar a producirse el alabeo de sus discos ventilados y recuperando la capacidad de frenada en cuanto rebajamos su temperatura, aunque con cierto resentimiento de las pastillas de freno.
El ABS trabaja de manera eficaz, aportando un equilibrio apropiado en cualquier circunstancia, además de contar con servofreno de emergencia, distribución electrónica de frenada y control de frenada en curva, elementos también disponibles en el resto de sus rivales.