Carrocería “barchetta” en fibra de carbono con parabrisas “virtual”
El primer Ferrari denominado “barchetta” fue la versión sin techo del Ferrari 166 MM de 1948, un coche de competición que también se fabricó para carretera y cuyo nombre se tomaba de la legendaria “Mille Miglia”, carrera italiana de resistencia que venció en 1949, además de anotarse ese mismo año el triunfo en las 24 Horas de Le Mans.
Fue la ocurrencia de Giovanni Agnelli quien acuñó semejante término de “barchetta”, pues al ver el Ferrari 166 MM expuesto en el Salón de Turín de 1948 comentó que, más que un coche parecía una barca (en italiano “barchetta”).
A este vehículo le seguirían otros posteriores con las mismas características, entre ellos los Ferrari 750 Monza (1954) y Ferrari 860 Monza (1956) en los que se han inspirado los nuevos Ferrari Monza SP1 y SP2.
Más de sesenta años de evolución tecnológica contemplan dichos modelos y los actuales reciben una carrocería de estilo “barchetta” fabricada íntegramente en fibra de carbono.
Con la única diferencia de su configuración monoplaza (SP1) o biplaza (SP2), ambos Ferrari Monza tienen unas dimensiones exteriores de 4.657 mm de longitud, 1.996 mm de anchura y 1.155 mm de altura, mientras que la distancia entre ejes es de 2.720 mm y la anchura de vías es de 1.688 mm en el eje delantero y 1.678 mm en el eje trasero.
Comparados con el Ferrari 812 Superfast del que derivan, los nuevos Ferrari Monza SP1 y SP2 son idénticos en longitud, incrementan 2,5 cm la anchura y son 12,1 cm más bajos, mientras que mantienen la misma batalla y han visto ensanchadas sus vías 1,6 cm delante y 3,3 cm detrás.
Al tratarse de un vehículo sin techo ni parabrisas, uno de los principales desafíos ha sido buscar una solución aerodinámica que permitiera al piloto disfrutar de las elevadas prestaciones de los Ferrari Monza sin sufrir las incomodidades derivadas de un modelo “barquetta”.
La solución ha sido crear una cúpula específica denominada “Virtual Wind Shield” (“Parabrisas Virtual”), que está incorporada al carenado por delante del panel de instrumentación y el volante, elemento que permite desviar el flujo de aire hacia arriba para evitar incómodas turbulencias en la cabeza del conductor (solución parecida a la empleada en su día en el Renault Spider).
En el perfil alar de su carrocería se han evitado las formas visualmente más complejas presentes en otros modelos de Ferrari, con una silueta minimalista de aspecto flotante en la parte superior, que presenta un solo arco antivuelco en la versión SP1 monoplaza y un doble arco en la versión SP2 biplaza.
No obstante, las perfiladas líneas “post modernas” de su concepto estilístico no se han librado de pasar horas de desarrollo en el túnel de viento, contando con un prominente faldón delantero, un avanzado estudio en todo el carenado de los bajos y un evolucionado difusor de aire en la parte trasera.
A pesar del empleo extensivo de materiales como la fibra de carbono y el aluminio, el refuerzo de su chasis sin techo ha llevado el peso en vacío del nuevo Ferrari Monza SP1 a rondar los 1.600 kilogramos (tan solo 25 kilogramos más ligero que el Ferrari 812 Superfast con el que comparte mecánica), lo que supone una imponente relación peso/potencia de 1,97 CV/Kg.