Chasis específicamente puesto a punto para la versión SVR
El Range Rover Sport SVR tiene una evolucionada suspensión independiente en las cuatro ruedas cuyos componentes están fabricados principalmente en aluminio para aligerar el peso y las masas no suspendidas, adoptando también una suspensión neumática que admite varias configuraciones de reglaje y permite modificar tanto la flexibilidad como la altura de la carrocería.
El sistema de suspensión activa “Adaptive Dynamics” analiza los movimientos del vehículo en torno a 500 veces por segundo, adaptando la dureza de los amortiguadores de forma casi instantánea en función del tipo de conducción realizado y las características cambiantes de la carretera. El control electrónico de dicha suspensión ha sido específicamente calibrado para la versión SVR y los elementos elásticos que trabajan en la suspensión trasera son un 20 % más rígidos.
A todo esto hay que añadir el sistema de control activo del balanceo “Dynamic Response” y las barras estabilizadoras de flexibilidad activa “ARC” (“Active Roll Control”), que se encargan de reducir el balanceo de la carrocería incluso en los apoyos más exigentes a los que podemos someter el coche en carretera o circuito. A diferencia de otros sistemas similares, el “ARC” del Range Rover Sport SVR cuenta con dos actuadores (en lugar de uno solo) accionados por una bomba hidráulica, para responder de forma independiente al balanceo lateral de cada eje y adaptarse a los movimientos de la carrocería hasta 1.000 veces por segundo.
La flexibilidad de trabajo del “ARC” ha sido calibrada de forma específica para el Range Rover Sport SVR, pero retoma automáticamente el mismo mapa de gestión electrónica que el resto de los modelos Range Rover Sport cuando los sensores detectan un uso fuera del asfalto (para adoptar una configuración más suave), reduciendo así en gran medida las sacudidas de la carrocería hasta una velocidad de 40 km/h para mantener una destacable capacidad todo terreno.
Los técnicos de Land Rover también han empleado un merecido tiempo en ajustar la dirección de cremallera y piñón que tiene el Range Rover Sport SVR, con asistencia eléctrica “EPAS” (“Electronic Power Assisted Steering”) y desmultiplicación variable en función de la velocidad (2,8 vueltas entre topes), calibrada ex profeso para esta versión deportiva.
Donde no hay cambios respecto al Range Rover Sport 5.0 V8 S/C de 510 CV es en el equipo de frenos, pues el Range Rover Sport SVR comparte los mismos discos ventilados de 380 mm de diámetro delante y 365 mm detrás, con pinzas fijas monobloque de aluminio de seis pistones (“Brembo”) en las ruedas delanteras y pinzas flotantes monopistón en las traseras (todas ellas pintadas en color azul para personalizar la versión SVR).
El Range Rover Sport SVR introduce un nuevo control de guiñada en curva que tiene un ajuste exclusivo. A través del equipo de frenos y los distintos sensores, el sistema analiza el estado del vehículo 100 veces por segundo y se encarga de frenar de forma activa e imperceptible las ruedas interiores (el par motor se transmite en mayor medida a las ruedas exteriores) para lograr la máxima capacidad de tracción, limitar el efecto de subviraje al acelerar en medio de las curvas y obtener una mayor agilidad de conducción (al conseguir un leve efecto direccional).
El agarre se ha encomendado a unos neumáticos Continental ContiSportContact 5 de altas prestaciones en medida 275/45 R21, aunque en opción puede llevar los mismos neumáticos en medida 295/40 R22 sobre unas nuevas llantas específicas de 22 pulgadas de diámetro con diseño multi-radio (”Style 108”).
Con todo esto, la velocidad de paso por curva del Range Rover Sport SVR resulta realmente sorprendente para un coche de sus características, con una aceleración transversal en curva que alcanza picos de nada menos que 1,3 G (1,1 G en el Range Rover Sport 5.0 V8 S/C de 510 CV), sin por ello comprometer un nivel de confort destacable en carretera y las cualidades todo terreno que son características en Land Rover.