Cuarta estación: evocación de Montecarlo
Estoy avanzando en este viaje al pasado, en el que siempre se camina “marcha atrás”, cuando varios carteles me indican que me encuentro a 1.607 m de altitud, “pisando” el mítico Col de Turini. Sobre una huella muy marcada en el pavimento, está el Porsche 911 SC Grupo 4 con el que Jean-Pierre Nicolas y Vincent Lavergne conquistaron el triunfo en el Rallye Montecarlo de 1978.
Componen un precioso diorama escala 1:1 que me transporta a aquella edición de la prueba monegasca, en la que el piloto francés peleó como un león para llevar el Porsche – Almeras de azul y oro hasta la victoria. Para ello, hubo de doblegar a sus compatriotas Jean Ragnotti y Guy Frequelin que, como “perros de presa”, hicieron volar sus amarillos Renault 5 Alpine en la persecución sobre la nieve (en una edición donde el blanco elemento estuvo presente como en los buenos tiempos), por delante de coches mucho más potentes como los Fiat 131 Abarth pilotados por Walter Röhrl, Bernard Darniche y Jean-Claude Andruet o el Lancia Stratos HF de la ya rapidísima Michele Mouton.
Entre recuerdos y emociones del pasado, ¡por fin llegan mis amigos asturianos a los que estaba esperando! y nos topamos con la recreación del precioso Lancia Stratos HF Grupo 4 de Alitalia, con el que Sandro Munari y Silvio Maiga escribieron sus mejores páginas sobre la cima del Col de Turini, en el Rallye Montecarlo de 1976 y 1977.
Aprovechamos un “descuido de la organización” para subirnos al podio de salida del “45º Rallye Montecarlo 1977” donde está situada la “máquina de rallyes más bella de todos los tiempos” y posamos, con devoción, sin tocarla, buscando perpetuar el recuerdo de aquellas jornadas en que los SEAT, los “taxis españoles” de Antonio Zanini, Salvador Cañellas y Salvador Serviá, con sus 3º, 4º y 7º lugar de clasificación, enseñaron al mundo que había que contar con ellos. Y doy fe, porque yo estuve allí, viviendo aquel emocionante momento.
Llegados a este punto, me atrevo a ponerle un único reparo a la excelente organización del I Madrid Motor Days, pues echo en falta una representación, aunque fueran réplicas, de aquellos SEAT de la jornada gloriosa del Turini. Y junto a ellos, creo que merecería la pena contar en ediciones futuras con alguno de aquellos legendarios Ford Escort RS MkII que Björn Waldegard, Ari Vatanen o Hannu Mikkola supieron llevar siempre de lado como nadie.
Ya en esta primera edición no faltaban el Fiat 131 Abarth Grupo 4 de 1977 (Maurizio Verini), un Opel Ascona 400 Grupo 4 de 1981 (Tony Fassina), el Talbot Sunbeam Lotus Grupo 2 de 1982 (Antonio Zanini), el Opel Manta 400 Grupo B de 1984 (Jimmy McRae) o el Porsche 911 SC Grupo B de 1985 (Henri Toivonen), que lucían sus “colores de guerra” junto a otra joya como el primer Renault Alpine A110 1.300 (chasis 0001) fabricado por FASA Renault en 1971.