El Focus RS III “copia” bien las indicaciones del conductor
El Ford Focus RS III “copia” muy bien las indicaciones del conductor, transmitiendo al volante unas sensaciones muy deportivas gracias a su agilidad de reacciones.
Los ingenieros de “Ford Performance” han trabajado a fondo en la puesta a punto del chasis, con muchos kilómetros de pruebas realizadas en carreteras de todo el mundo y en circuitos tan prestigiosos como el Anillo Norte de Nürburgring (Nordschleife).
El resultado es un coche rápido, eficaz, preciso, divertido… e incluso adictivo en su conducción. El equilibrio obtenido en el conjunto y funcionamiento de todos sus elementos mecánicos (motor, cambio, transmisión, dirección, suspensión y frenos) aporta agradables sensaciones al volante y transmite mucha seguridad en cualquier circunstancia.
La sensación de excelente aplomo, facilidad de guiado y capacidad de aceleración que aporta su motor 2.3 EcoBoost de 350 CV permite conducir rápido con mucha facilidad, lo que obliga a ser conscientes de que nunca debemos confiarnos cuando damos rienda suelta al acelerador, pues somos capaces de movernos a un ritmo realmente vertiginoso y todo a nuestro alrededor comienza a pasar realmente rápido.
Las reacciones son dignas de todo un buen deportivo, con movimientos ágiles que atienden con rapidez a las indicaciones del conductor, precisión de guiado en el eje delantero y una capacidad de tracción que nos catapulta entre curva y curva, mientras que su equipo de frenos aporta una potencia de retención excelente, resistencia al trato exigente y un tacto de frenada muy fácil de dosificar.
La amortiguación regulable que lleva de serie (por primera vez en un Focus RS) tiene dos ajustes en flexibilidad (“Normal” y “Sport”). El “Normal” es el preseleccionado en todos los modos de conducción, excepto en el modo “Circuito”, que ajusta la amortiguación en su reglaje más duro (“Sport”).
Incluso en el reglaje “Normal”, el conjunto amortiguador/muelle tiene un reglaje duro, que contiene bien los movimientos de la carrocería y admite un ritmo de conducción elevado sin mostrar carencias dinámicas, a costa de un confort de marcha mejorable (aunque no insufrible). Así pues, el Focus RS III exige “espíritus juveniles” para usarlo en el día a día (el remate perfecto hubiera sido un ajuste “Confort” que no existe), aunque dos buenos acelerones serán suficientes para dibujarnos la sonrisa. 🙂
En el reglaje “Sport”, la amortiguación se pone más dura todavía y está perfectamente adaptada para rodar al límite en circuito o carreteras que tengan muy buen piso, obteniendo así una mayor estabilidad en conducción “racing”.
Además del ajuste predefinido por los modos de conducción (“Drive Mode”), el conductor puede seleccionar manualmente el ajuste de amortiguación, mediante un botón específico situado en la palanca de los intermitentes. Dicha ubicación puede parecer algo extraña o poco habitual, pero permite su accionamiento con rapidez y sin mover las manos del volante.
Con todo esto, el Ford Focus RS III es un coche realmente eficaz y deportivo, capaz de ofrecer las máximas prestaciones y sensaciones en conducción a fondo y también de ofrecer un agrado de conducción destacable en el uso cotidiano.