El nacimiento de las “Flechas de Plata”
Es en esta prueba de Eifelrennen de 1934 donde nacía el mito de las “Flechas de Plata” puesto que, ante la dificultad de ajustar el peso de sus monoplazas a los 750 kg admitidos por el reglamento, Alfred Neubauer, el jefe de la escuadra de Sttutgart, decidió aligerar el peso sobrante lijando las capas de pintura blanca que llevaban los coches de Mercedes, el color característico de los bólidos alemanes en la época.
Así lo refiere el propio Neubauer en su libro “Pilotos, mujeres y motores”. Sin embargo, diferentes autores han llegado a otra conclusión que cuestiona esta visión romántica y afirman que fue una exigencia de las autoridades nazis, en su deseo de diferenciar claramente los coches alemanes de sus competidores, imponiendo tanto a Mercedes como a la marca Auto-Union el acabado brillante de sus carrocerías de aluminio.
Sea como fuere, lo cierto es que el impacto visual y la superioridad aplastante de las “Flechas de Plata” (Mercedes) y los “Peces de Plata” (Auto-Union) prendieron pronto en el imaginario de la época, convirtiéndolos en iconos de la automoción que aún hoy perduran.
El mito había dado comienzo y “Rudi” Caracciola, venciendo sus propias dificultades físicas, llegó a colocarse en primera posición en el Grand Prix de Alemania que se celebró el día 15 de Julio de 1934, en el mismo escenario del Nürbürgring, aunque en la vuelta nº 13, exhausto por el esfuerzo, tenía que ceder el asiento del Mercedes W25 a su compañero de equipo, Luigi Fagioli, que mantenía la posición hasta llegar a la meta.
Su primer triunfo absoluto lo lograba el 5 de Agosto en la carrera en cuesta de Klaussen (Altdorf), donde, además de ganar sobre su Mercedes W25, estableció el récord sobre los 21,5 km de su endemoniado recorrido en 15 m 22,2 s.
Esa misma temporada, disputando la Coppa Acerbo en Pescara (Italia), Rudolf Caracciola sufriría un aparatoso accidente del que escapó ileso por un golpe de fortuna. En la misma prueba fallecía Guy Moll, que se estrellaba con su Alfa Romeo Tipo B/P3 2.9 S-8 al intentar doblar a un participante más lento.
Impresiona conocer que, en un circuito tan estrecho e inseguro, la velocidad máxima alcanzada por el mismo Caracciola fuera de 290,332 km/h.
Ya en la temporada de 1935, el piloto alemán vuelve a ser protagonista y, en el Grand Prix de Trípoli de ese año, obtiene otra bella victoria, consiguiendo una vuelta rápida prodigiosa a una media de 220 Km/h. El Mercedes W25C diseñado por Hans Nibel se muestra algo difícil de dominar en su conducción, pero a la vez resulta imbatible en la pista.
Vencedor también en los Grand Prix de Eifel (Alemania), Francia, Bélgica, Suiza y España, Caracciola se proclama finalmente Campeón de Europa, un título equivalente al actual Campeonato del Mundo de Fórmula 1, al no existir éste como tal y dado que, salvo en EEUU, los Grand Prix de la época se disputaban en el entorno europeo.