Ese peso…
Tampoco ayuda en esto el peso. El Ferrari California sobrepasa por poco los 1.700 kg en orden de marcha y eso es bastante. Son los efectos del tipo de techo, que siempre supone un sobrepeso considerable. Este “grosor” genera inercias que, aunque no sean muy palpables, están ahí y en situaciones limite salen a relucir. Por ello, si decidimos estrujar el coche es necesario, como decía antes, “domarlo”, “mandar”, y hacerlo con precisión. Porque él obedece bien, pero todo transcurre muy deprisa y los márgenes para el error se vuelven inexistentes. Si “solo” explotamos sus cualidades en trazados despejados tendremos esa sensación de Dragster que dan todos los coches potentes y con gran poder de aceleración (acelera de 0 a 100 Km/h en solo 4 segundos).
Y en plan lúdico es una delicia, tanto con la capota puesta como quitada. En este ultimo supuesto las turbulencias aerodinámicas empiezan a ser apreciables ya a las velocidades de Pere Navarro, y por encima (en Alemania, por supuesto) resulta desagradable. El confort de suspensiones es suficientemente satisfactorio y, dentro de la rigidez, permite viajar con bastante comodidad.