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Fangio gana su cuarta corona mundial

Un relato de El Abuelete del M3 - 26 abril 2012

La gesta del campeón y el gesto del caballero

La última cita del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de 1956 se disputa el 2 de septiembre en el circuito de Monza (Italia). Fangio llega como líder provisional, seguido de Peter Collins, el único de sus rivales con posibilidades matemáticas de arrebatarle el título. Y el argentino comienza fuerte, consiguiendo la pole por delante del italiano Eugenio Castellotti, también con Ferrari-Lancia.

En carrera, Castellotti y Luigi Musso optan por neumáticos blandos y en la salida se destacan, intentando obtener una ventaja que desaparece en la quinta vuelta, al tener que entrar antes de lo previsto a cambiar sus gomas.

En ese quinto giro Moss encabeza la carrera, con Fangio en segunda posición y Harry Schell, Peter Collins y Jean Behra tras ellos. En esa situación Fangio va cómodamente instalado camino de su cuarto título. Pero, en la vuelta 20, el coche de Fangio sufre una avería en la dirección y tiene que retirarse.

En el equipo intentan resolver el problema recurriendo a Musso, para que éste ceda su montura a Fangio. Pero Musso, instalado en 2ª posición se niega a ello. Barajando otras opciones ven que la solución tampoco es el español Marqués de Portago, que marcha a cuatro vueltas de la cabeza.

Juan Manuel Fangio se resigna y ve cómo su compañero de equipo, Peter Collins, será con toda probabilidad quien le suceda en el título. Pero, entonces, ocurre algo insólito. El joven Collins entra en boxes para cambiar neumáticos y ve a Fangio sin montura. Sin dudarlo, abandona su asiento, se dirige a Fangio y le sorprende con un acto de generosidad que le califica como uno de los mas grandes caballeros en la Historia del deporte: “Siga usted, maestro, yo soy joven y tendré tiempo de ganar en el futuro”.

Los dos pilotos se funden en un abrazo y un emocionado Fangio se reintegra a la carrera en 3ª posición. Musso paga su egoísmo con el abandono, cuando marchaba detrás de Moss. Fangio gana entonces la posición y, cuando el británico Moss parece tener la victoria asegurada, su coche se queda sin gasolina.

Con un reglamento que lo permitía casi todo, Luigi Piotti, compañero de Moss en Maserati, le empuja hasta el box, donde recarga el depósito lo indispensable para salir por delante de Fangio y ganar la carrera, pero el piloto argentino termina en segunda posición y suma los puntos necesarios para obtener su cuarta corona de Campeón del Mundo de Fórmula 1.

Tras el Maserati de Stirling Moss y el Ferrari de Collins/Fangio, que comparten resultado, se califica el español Paco Godia, compartiendo su Maserati con Sales en una de sus mejores actuaciones en la Fórmula 1.

El futuro fue desagradecido con el protagonista de aquel gesto de altruismo. Peter Collins no pudo alcanzar su sueño, al morir trágicamente cuando parecía que iba a ser el relevo de su “Maestro Fangio”. El destino le alcanzó el 3 de Agosto de 1958 sobre el trazado de Nurbürgring, el mismo lugar sobre el que el año anterior, 1957, el argentino Fangio se coronó campeón por quinta y última vez, escribiendo con el rojo y amarillo de su Maserati otra de las páginas más bellas de la Historia de la Fórmula 1 (que contaremos en el próximo capítulo).

NOTA: En aquellos años estaba permitido que varios pilotos corrieran con el mismo coche, repartiéndose a partes iguales los puntos.


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