La receta genuina del café irlandés
Acabado el relato de la aventura, por si alguien desea intentarlo, la receta genuina del café irlandés es la siguiente.
En una copa de 250/300 centímetros cúbicos, de vidrio bien templado para que no se rompa, se pone una cucharada sopera llena de azúcar morena (los muy golosos pueden poner dos si la copa es grandecita). Sobre el azúcar se vierte, removiéndolo, una medida al gusto de whisky irlandés.
Se pone la copa al fuego de un calentador de alcohol y se quema el whisky, bien removido hasta que se disuelva completamente el azúcar.
A continuación se agrega el café muy caliente, llenando la copa, pero dejando un par de centímetros sin llenar hasta el borde.
Por último, se rellena ese espacio con nata líquida (neutra, no azucarada) bien fría, que se irá depositando sobre una cuchara de postre, colocada en posición horizontal sobre la superficie del café. Con ello se evita que la nata se mezcle y se oscurezca, al no caer directamente sobre el café.
Dos trucos:
A: la nata líquida debe tratarse previamente, batiéndola unos 6 u 8 segundos con una batidora. Con ello se consigue oxigenarla sin llegar a montarla y resultará mucho más delicioso el contraste de la nata líquida fría con el calor del café y el whisky.
B: Si no dispones de un whisky irlandés, utiliza en su defecto un whisky peleón, los whiskys irlandeses no destacan por su suavidad precisamente.
Si lo haces así, podrás quedar como un señor, incluso a 13º bajo cero. Palabra del Abuelete del M3.