La retirada de Niki Lauda
Dos victorias, siete podios, nueve abandonos y una cuarta posición final en el campeonato durante la temporada 1978 resultan ser un balance poco satisfactorio para Niki Lauda. Sin embargo, el piloto austriaco llega a un acuerdo de renovación para la temporada siguiente, firmando un contrato en el que, el equipo de Bernie Ecclestone, se compromete a pagarle dos millones de dólares, una cantidad insólita para la época.
Cuando se inicia la temporada de 1979, en Brabham han cambiado varias cosas. Al equipo llega un joven y arrogante piloto brasileño, Nelson Piquet, que sustituye a John Watson, que emigra a McLaren. Además, Gordon Murray debe reestructurar radicalmente el nuevo coche para tratar de conseguir un verdadero “efecto suelo” que le permita competir en igualdad de condiciones con los monoplazas de Lotus diseñados por Colin Chapman.
Nada de eso se consigue en el Brabham-Alfa Romeo BT48. Por añadidura, en el transcurso de la temporada, Alfa Romeo se decanta por tener su propio equipo de Fórmula 1, lo que obliga a Bernie Ecclestone a negociar apresuradamente el suministro de un motor Ford Cosworth DFV 3.0 V8 para tener listo, en apenas dos semanas, el renovado Brabham-Ford BT49 con el que disputarían los dos últimos Grandes Premios de la temporada (GP de Canadá y GP de EEUU Este).
Hasta ese momento, los resultados no podían ser más catastróficos para Niki Lauda, con un sexto puesto en el GP de Sudáfrica, once abandonos (nueve de ellos consecutivos) y una cuarta posición en el GP de Italia, su mejor registro en 13 carreras disputadas, algo para lo que el piloto austriaco, doble campeón del mundo, no estaba preparado.
Durante los primeros entrenamientos libres del GP de Canadá de 1979 madura una decisión que sorprenderá a todos y anuncia dos días después su retirada de la Fórmula 1.
Con cierto alivio para el patrón de Brabham, Niki Lauda renuncia también al fabuloso contrato que habían acordado y decide retirarse de los circuitos con apenas 30 años cumplidos, dedicando todo su tiempo a la dulce Marlene, su granja, sus perros y a una nueva meta profesional, dedicarse al negocio de la aviación, para lo que crea “Lauda Air”.