Los otros Ferrari “Turbo”
Desde hace casi tres décadas, todos los modelos de Ferrari han contado con motores de alimentación atmosférica, recuperando ahora la esencia de la sobrealimentación en los nuevos Ferrari California T y Ferrari 488 GTB.
No obstante, la tecnología “turbo” no es desconocida para los ingenieros de Maranello, que ya la utilizaron en algunos modelos de la gama, coincidiendo precisamente con la primera “Era Turbo” de la Fórmula 1, durante los años 80.
Para ajustarse a las ventajas impositivas que ofrecían en el mercado italiano los modelos con motor de hasta 2,0 litros de cilindrada, Ferrari puso a la venta en 1980 los Ferrari 208 GTB y 208 GTS, cuyo propulsor V8 2.0 desarrollaba 155 CV a 6.800 rpm, cifra algo modesta para tan aparente deportivo (exteriormente idéntico al Ferrari 308 GTB/GTS).
Con la intención de equilibrar la diferencia de potencia que había entre los motores V8 2.0 y V8 3.0 que llevaban respectivamente los Ferrari 208 GTB/GTS y Ferrari 308 GTB/GTS, en la marca del “Cavallino” decidieron adaptar la tecnología turbo (que tan buen resultado estaba dando en la Fórmula 1) para aumentar la potencia sin incrementar las cargas fiscales que padecía el cliente.
Así nacía en 1982 el Ferrari 208 GTB Turbo, el primer modelo con mecánica “turbo” comercializado por el fabricante italiano, cuyo motor V8 2.0 sobrealimentado mediante un turbocompresor KKK accionado por los gases de escape desarrollaba 220 CV a 7.000 rpm.
Exteriormente, la carrocería diseñada por Pininfarina se distinguía por la introducción de un faldón delantero más pronunciado, un nuevo alerón trasero (situado entre los montantes posteriores) y unas tomas de aire (tipo “NACA”) practicadas justo delante de los pasos de rueda traseros, siendo capaz de alcanzar una velocidad máxima de 242 km/h.
Su buena aceptación llevó a fabricar también la versión de techo desmontable (no prevista inicialmente) y el Ferrari 208 GTS Turbo aparecía en el mercado en 1983, con las mismas características técnicas que el “Berlinetta”.
Había quedado claro que el turbocompresor aportaba grandes ventajas en el rendimiento de los propulsores y el propio Enzo Ferrari anunciaba en septiembre de 1983 la fabricación de un nuevo modelo cuyas prestaciones sorprenderían a todos. Su nombre era Ferrari GTO (también conocido como Ferrari 288 GTO) y la presentación oficial se realizaba en el Salón de Ginebra de 1984.
Su estilizada carrocería partía sobre la base del Ferrari 308 GTB, pero tenía una batalla 11 cm más larga (2.450 mm). Pininfarina había realizado un prominente ensanchamiento de las aletas y contaba con un faldón delantero y un alerón trasero más pronunciados. Además, su imponente carrocería de 1.910 mm de anchura (19 cm más ancho que un 308 GTB) estaba fabricada en materiales compuestos ligeros, consiguiendo ajustar su peso final en 1.160 kilogramos.
También se habían practicado nuevas tomas de refrigeración, para adecuarlo a los requerimientos térmicos de su potente propulsor V8 2.8 Turbo, que había sido colocado longitudinalmente (en el Ferrari 208 GTB estaba colocado transversalmente).
El elemento clave de tan compacto motor eran los dos turbocompresores “IHI” que soplaban a 0,8 bar (uno para cada bancada de cilindros) y que permitían alcanzar 400 CV a 7.000 rpm (140,1 CV/litro).
Tan imponente como su potencia eran las prestaciones del Ferrari GTO, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos, siendo el primer Ferrari de carretera que alcanzaba una velocidad máxima superior a 300 km/h.
Las 200 unidades previstas de producción (para ser homologado en competición dentro del Grupo B de la época) se vendieron antes de salir de la fábrica de Maranello y en Ferrari decidieron construir otras 72 unidades adicionales para satisfacer la enorme demanda que había generado el Ferrari GTO (paradójicamente, nunca llegó a la competición, al terminar prohibidos los coches de Grupo B en el momento de su producción).
Entre tanto, el Ferrari GTB Turbo (derivado del Ferrari 328 GTB) se ponía a la venta en 1986, para satisfacer una demanda más amplia de clientes. Su motor V8 2.0 Turbo era el mismo ya utilizado en el anterior Ferrari 208 GTB Turbo (220 CV), aunque recibía una serie de mejoras que permitían incrementar su potencia máxima hasta 254 CV a 6.250 rpm. También se comercializaría la versión de techo desmontable (Ferrari GTS Turbo).
El éxito generado por el imponente Ferrari GTO tendría continuidad en 1987, con un nuevo “súper deportivo” biplaza que conmemoraba el 40 Aniversario de la marca italiana. El Ferrari F40 marcó una nueva revolución en el mundo del automóvil, pues ofrecía la posibilidad de conducir por carretera un coche que era prácticamente de competición.
El Ferrari F40 tenía un chasis tubular reforzado (derivado del Ferrari GTO) al que se habían añadido todos los elementos de la carrocería en material “composite” y apenas disponía de equipamiento de confort en su espartano interior, para poder aquilatar peso (tan solo 1.100 kilogramos).
A esto se unía un nuevo propulsor V8 2.9 con dos turbocompresores “IHI” que soplaban a 1,1 bar y estaban refrigerados por agua, permitiendo desarrollar 478 CV a 7.000 rpm y un par máximo de 577 Nm a 4.000 rpm, para alcanzar una velocidad máxima de 324 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos.
En Ferrari no quisieron desvelar el número de unidades que iban a fabricar del F40, para evitar negocios especulativos con este modelo (como había ocurrido anteriormente con el GTO), aunque su producción se alargó hasta 1992, momento en el que salió la última de las 1.311 unidades fabricadas de este “súper deportivo”, el último modelo con mecánica turboalimentada hasta la llegada en 2014 del Ferrari California T (560 CV).