Motor bóxer, 200 CV y propulsión trasera
El motor del GT 86 ha sido desarrollado conjuntamente por los ingenieros de Toyota y Subaru. Partiendo sobre la base del propulsor Subaru de cuatro cilindros horizontalmente opuestos (tipo bóxer) y dos litros de cilindrada, Toyota ha incorporado su tecnología “D-4S”, con doble inyección (directa e indirecta) y dos inyectores por cilindro.
Dicho motor está fabricado en aleación ligera, tiene unas dimensiones “cuadradas” en su diámetro y carrera (86 x 86 mm) y también una elevada relación de compresión (12,5 a 1). El sistema “D-4S” incrementa la potencia y el valor de par en un amplio abanico de revoluciones del motor, alcanzando los 200 CV a 7.000 rpm y un par máximo de 205 Nm a 6.600 rpm. Su régimen de utilización sitúa la zona roja del cuentavueltas a 7.400 rpm.
Este motor de compactas dimensiones puede ir asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades y a un cambio automático (convertidor de par) con el mismo número de marchas, que permite seleccionar los cambios secuencialmente mediante la palanca de cambios y unas levas situadas detrás del volante.
Los 200 CV del motor se transmiten al asfalto a través de las ruedas traseras, contando con un diferencial autoblocante para obtener la mayor capacidad de tracción y eficacia en conducción exigente.
Para incrementar su nivel de seguridad y facilidad de conducción, el Toyota GT 86 lleva de serie control de tracción y estabilidad (VSC), pero su puesta a punto ha sido desarrollada de forma específica para no perder el tacto deportivo. En la consola central lleva un botón para conectar el modo “VSC Sport”, que modifica el umbral de deslizamiento para permitir una conducción a fondo sin prescindir de la actuación de las ayudas electrónicas en situación extrema. Otro botón adicional nos permite desconectar por completo el control de tracción y estabilidad.