Nueva evolución del motor V8 6.2L
El motor utilizado en el nuevo Corvette Stingray (denominado “LT1”) es una profunda evolución del propulsor V8 de 6,2 litros (“LS3”) utilizado en el anterior Corvette Grand Sport C6 (436 CV).
Dicho propulsor conserva también el denominado “bloque pequeño (“Small Block” de quinta generación) fabricado en aluminio, con la “V” a 90º y las mismas medidas de diámetro y carrera (103,2 x 92 mm), que cubican 6.162 centímetros cúbicos.
Sin embargo, se ha realizado una importante remodelación en la culata y todo el sistema de alimentación, que ha permitido no solo incrementar la potencia hasta 466 CV y alcanzar un par motor de 630 Nm, sino también reducir el consumo de forma destacable.
De entrada, el procedimiento de alimentación se ha encomendado a un nuevo sistema de inyección directa de gasolina que trabaja a una presión de 150 bar, cuyo control electrónico gestiona el combustible de forma activa para adecuarse a cada situación puntual a lo largo de la conducción (“Active Fuel Management”). Dicho elemento permite que el motor trabaje permanentemente en cuadro cilindros (“V4”) cuando el conductor ha seleccionado el modo de conducción “Eco” o de forma puntual cuando el coche se mueve por su propia inercia, recuperando la fuerza de sus ocho cilindros (“V8”) cuando el conductor pisa el acelerador para solicitar potencia.
Por otro lado, se ha introducido un nuevo sistema de distribución variable continua para las válvulas de admisión y escape, contando con un solo árbol de levas situado en el bloque (en lugar de en las culatas) que acciona sus dos válvulas por cilindro mediante varillas y balancines.
Todas estas tecnologías han llevado a introducir un nuevo diseño en la cabeza de los cilindros, nuevos pistones mecanizados en la parte superior (que contribuyen a incrementar la relación de compresión hasta 11,5 a 1), los inyectores apuntando directamente al interior de los cilindros y las bujías reposicionadas (ángulo y profundidad) para centrar el electrodo en las cámaras de combustión.
Además, se ha optimizado el flujo de escape un 13 por ciento, utilizando unos conductos de 70 mm de diámetro (en lugar de los 63 mm anteriores) que permiten a los gases salir con más facilidad a través de las cuatro nuevas salidas de escape agrupadas en la parte central de la zaga. Unas mariposas situadas en los conductos de escape se encargan también de refinar el funcionamiento cuando el motor está trabajando con solo cuatro cilindros (“V4”) en el programa de ahorro.
El remate final lo puede poner opcionalmente un nuevo sistema de escape activo (“Active Exhaust System”) con doble conducto. Mediante unas válvulas controladas de forma electrónica, el sistema abre una vía de escape más directa a través de los silenciadores (en función del programa de conducción seleccionado), aportando no solo un sonido mucho más contundente sino también una mejora del 27 por ciento en el flujo de escape.
Las versiones con el paquete “Z51 Performance” introducen modificaciones en al sistema de lubricación, al adoptar un cárter seco que asegura el engrase de forma más eficaz en condiciones de conducción al límite.
Con todo esto, Chevrolet anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en torno a los cuatro segundos y el consumo más reducido en la historia del Corvette (9,0 litros/100 km en conducción por autopista).
La denominación “LT1” empleada en el propulsor del Corvette Stingray no es nueva, pues ya ha sido utilizada previamente en los motores de los Corvette de 1970 y 1992.
NOTA: todavía no hay datos homologados de prestaciones y consumo, pero en Chevrolet aseguran haber realizado el coche de 466 CV con menor consumo del mercado.