Potenciado hasta 211 CV
Qué mejor forma de darle atractivo a un modelo de edición limitada que incrementando el poderío de su mecánica. El Corsa OPC Nürburgring Edition recibe retoques en la gestión de la inyección de gasolina y del turbocompresor, elevando la presión máxima efectiva de soplado hasta 2,4 bar (2,2 bar en el OPC). De esta forma, la potencia se ha situado en 211 CV a 5.850 rpm (192 CV al mismo régimen en el OPC) y el par máximo alcanza los 250 Nm entre 2.250 y 5.850 rpm (236 Nm entre 1.980 y 5.580 rpm en el OPC). En circunstancias de máxima aceleración, el par se incrementa momentáneamente hasta 280 Nm gracias a la función “overboost” de sobrepresión (266 Nm en el OPC).
Teniendo en cuenta que este “pequeño” motor turboalimentado tiene tan solo 1,6 litros de cilindrada, su potencia específica se sitúa en la destacable cifra de 132 CV/litro. Puesto en marcha, su respuesta resulta enérgica desde bajo régimen. En aceleraciones a fondo, el motor comienza a empujar con fuerza desde 2.500 rpm en las tres primeras velocidades y desde 2.000 vueltas en las marchas superiores. La “patada” del turbo es progresiva y también poderosa. No hay cabida a la violencia, pero el Corsa OPC Nürburgring Edition comienza a ganar velocidad de forma contundente, estirando con sensación aparente de fuerza hasta alcanzar la zona roja del cuentavueltas, situada a 6.500 rpm (a pesar de que el régimen de potencia máxima se encuentra a 5.850 rpm).
En condiciones normales, no hace falta ni siquiera exprimir la zona alta del tacómetro para disfrutar de unas prestaciones brillantes. Entre 3.000 y 4.000 vueltas percibimos ya una sensación de agilidad extraordinaria y nos movemos con mucha más rapidez que todo nuestro entorno. Así pues, este coche ofrece un destacable agrado de conducción en todo momento, permitiendo rodar con mucha suavidad entre el tráfico cotidiano o extraer la quinta esencia de sus prestaciones cuando aceleramos sin contemplaciones.
Además de las mejoras en el motor, este Corsa lleva un nuevo escape con doble salida posterior, que aporta más ventajas a nivel estético que a nivel mecánico. Lo cierto es que, su sonido agrada pero no emociona.
Como dato curioso cabe destacar que, la presión de soplado del turbo es tan elevada que la gestión electrónica del motor ha sido optimizada para utilizar gasolina sin plomo de 100 octano, tipo de combustible que recomienda en la tapa de llenado y no está disponible en países como España. Utilizando la gasolina de 98 octano se estima que el motor pierde algo menos de 5 CV de potencia y sus prestaciones siguen siendo plenamente satisfactorias.
/ CARBONILLA 