Prestaciones más rápidas condicionadas por el mayor peso
El nuevo BMW M3 Competition (510 CV) anuncia unas prestaciones más rápidas que el anterior BMW M3 Berlina “F80” (431 CV), aunque comparativamente hablando no parecen demasiado brillantes teniendo en cuenta el notable incremento de potencia, nada menos que un 18 % superior (79 CV más).
Con semejante potencial, el BMW M3 Competition acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, cuando el anterior BMW M3 Berlina con cambio “M DKG” anunciaba 4,1 segundos en la misma prueba (4,3 segundos con cambio manual).
El motivo lo encontramos en el elevado incremento de peso del nuevo modelo, nada menos que 170 kilogramos más “gordo” que el M3 al que sustituye.
De esta manera, la relación peso/potencia del BMW M3 Competition se ha situado en 3,39 kg/CV, una cifra poco mejor que la ofrecida en el anterior BMW M3 Berlina DKG (3,62 kg/CV), lo que supone una mejora de tan solo el 7 por ciento en dicho apartado.
La cifra es todavía más discreta si lo comparamos con el anterior BMW M3 CS Berlina (460 CV), que con 1.585 kilogramos de peso mostraba una relación peso/potencia de 3,44 kg/CV y el mismo registro en la aceleración de 0 a 100 km/h (3,9 segundos).
Donde sí parece aprovechar mejor todo su verdadero carácter y fuerza bruta el nuevo M3 Competition es en el dato de aceleración de 0 a 200 km/h, parando el cronómetro en tan solo 12,5 segundos (13,4 segundos en el M3 Berlina DKG “F80”).
Como se lleva haciendo desde la segunda generación del BMW M3 (“E36”), la velocidad máxima del nuevo BMW M3 Competition sigue estando autolimitada por el fabricante a 250 km/h, aunque opcionalmente se ofrece la posibilidad de elevar dicha limitación hasta 290 km/h, dentro del Paquete “M Driver” (sin sobreprecio).
En cuando a la eficiencia del nuevo modelo, la cifra de consumo medio homologado es de 10,2 litros/100 km, un valor claramente superior al declarado por el BMW M3 Berlina DKG de la anterior generación (8,3 litros/100 km).
Semejante diferencia se debe en buena medida a su incremento de peso, a la mayor anchura de los neumáticos pero, sobre todo, al nuevo ciclo de homologación “WLTP” utilizado (introducido en 2017), cuyo procedimiento trata de ofrecer unos valores más realistas que el anterior ciclo “NEDC” en las pruebas de consumo y emisiones contaminantes.