Pura estabilidad y máxima eficacia
El Boxster solo ha necesitado rodar unas cuantas vueltas en circuito para demostrarnos que sigue siendo el mejor deportivo de su categoría. El Boxster de la anterior generación era ya un coche ejemplar en cuanto a estabilidad y eficacia, pero los ingenieros de Porsche han conseguido dar un salto adelante en el nuevo modelo. Para conseguirlo, lo han cambiado por completo y todas las mejoras introducidas aportan un comportamiento aún más equilibrado y eficaz, tanto que, el Boxster, aguantaría todavía más potencia sin que el chasis se inmutara (para eso está el Boxster S).
Su mayor distancia entre ejes y anchura de vías aportan un paso por curva todavía más estable, lo que unido a la mayor anchura de los neumáticos que lleva de serie permite abordar los giros con una eficacia ejemplar. No obstante, a mí la nueva medida (235/45 R18 delante y 265/45 R18 detrás) me resulta incluso excesiva para un coche de 265 CV y poco más de 1.400 kilogramos de peso en orden de marcha (nuestra unidad llevaba las llantas opcionales de 19” con neumáticos 235/40 R19 delante y 265/40 R19 detrás).
La ligereza del conjunto se aprecia en su agilidad de movimientos. El Boxster responde con precisión a las indicaciones del conductor, contesta con rapidez a las solicitudes del acelerador y nos deleita con una capacidad de frenada extraordinaria. Todo es fácil y predecible, principalmente porque el coche hace exactamente lo que queremos.
El eje trasero de tipo McPherson es una versión aligerada y mejorada del que ya tenía el anterior Boxster (Tipo 987), pero el eje McPherson delantero ha sido rediseñado por completo en el nuevo modelo, consiguiendo una mayor precisión de guiado. Nuestra unidad de pruebas llevaba además la amortiguación variable “PASM” (“Porsche Active Suspension Management”) y el sistema de frenado electrónico autoblocante del diferencial con distribución de par variable “PTV” (“Porsche Torque Vectoring”), que se ofrecen en opción. El primero de ellos proporciona un aplomo sobresaliente en su reglaje “Sport”, apreciando con claridad cómo la suspensión se muestra realmente dura y contiene con eficacia los movimientos de la carrocería, mientras que el “PTV” se encarga de frenar de forma selectiva la rueda interior trasera para aportar un par de giro que ayude al eje posterior a redondear la trayectoria y permitir así un guiado más ágil y preciso a lo largo de las curvas. Con todo esto y el adecuado reparto de pesos (gracias al motor situado en posición central, por delante del eje trasero), la capacidad de tracción es además sobresaliente en el Porsche Boxster.
Su sistema de dirección con desmultiplicación variable tiene una nueva asistencia electromecánica que aporta un tacto acertado en cualquier circunstancia. Con 2,6 vueltas de volante no solo es rápida y precisa, sino que también ofrece una buena capacidad de giro.
En cuanto a la capacidad de frenada, el nuevo Boxster se mantiene dentro de lo esperado en cualquier modelo de Porsche y el resultado es excelente por tacto, potencia y resistencia al trato exigente.