Quinta estación: recordar es vivir
A lo largo del recorrido, sería injusto silenciar lo que se ha podido presenciar por el resto de expositores situados en el otro pabellón de la muestra. Además de una preciosa colección de vehículos históricos aportados por ese gran aficionado que es Carlos de Miguel, impresionaba la exclusividad de los Ferrari (GTO, F40, F50 y Enzo) y Porsche (911 Turbo, 959 y Carrera GT) expuestos, las increíbles líneas de un impresionante Mercedes-McLaren SLR y la desafiante presencia del GTA Spano, bestias de ayer y de hoy que nos recuerdan que, la emoción en el automóvil, no pertenece exclusivamente al pasado.
Diversidad de modernos coches de carreras, de circuitos, de rallyes, de montaña, de autocross, de clásicos, de GT´s… junto a una espectacular representación de motocicletas de todas las épocas, completan esta excursión al pasado y al presente de la competición del motor.
Todo viaje termina y, en este, además de estas líneas, han pasado por mi mente infinidad de nombres que recuerdo, aunque ahora no los escriba, y he visto caras conocidas a las que el tiempo, pero no el olvido, me impide ponerles nombre.
Son rostros que me he cruzado hoy y, seguro, que también en alguna de las infinitas cunetas de los rallyes o en el “paddock” de los circuitos por los que se fue edificando esta pasión que, aún hoy, hace revivir en “El Abuelete del M3” tantas imágenes imborrables.
Las circunstancias de los tiempos apartaron al “Pub Seis Peniques” de las carreras y han pasado tantos años que podría pensar que todo aquello cayó en el olvido. Sin embargo, una visita casual al “stand” donde José Luis Lugo expone sus pinturas con motivos de la competición, me saca de la duda. Observando y comentando su obra, este artista notable y “control 7” del Circuito del Jarama, me lleva hasta un óleo donde el Lancia Stratos HF de Sandro Munari pretende salirse del cuadro y brama, con su agudo chillido, camino de la victoria, mientras un grupo de aficionados aplauden con entusiasmo en segundo plano, tras una pancarta en la que se puede leer con claridad “6 PENIQUES”.
No necesito más para creer, ahora, que este viaje de regreso al pasado ha merecido la pena y que “aquello”, con todo lo que vino después, no fue solo un sueño.
NOTA: mi agradecimiento para Venerando, Rafael, Andrés y Juan Luis por compartir conmigo este viaje en el pasado y mi gratitud hacia Teo Martín por permitirnos disfrutar de tantos recuerdos e historias del automovilismo en este I Madrid Motor Days de 2013.