Seis marchas y reducciones de categoría
El Nissan 370Z lleva un cambio manual de seis marchas, con un tacto algo durito pero rápido en su accionamiento. Aunque, en principio, tiene unos desarrollos de transmisión correctamente adaptados para el uso cotidiano, a la hora de exprimir todo el potencial mecánico resultan un poco largos y pide un escalonamiento entre marchas algo más cerrado, especialmente en el paso de 5ª a 6ª. De hecho, la velocidad máxima se alcanza en 6ª a unas 6.000 vueltas, es decir, 1.000 rpm por debajo del régimen de potencia máxima (a 7.000 rpm).
Esto afecta especialmente sobre su capacidad de recuperación y obliga a jugar algo más con el cambio para recuperar velocidad con mayor rapidez, aunque sus prestaciones resulten satisfactorias en líneas generales.
Al buen tacto y rapidez de accionamiento de su caja manual de seis marchas se ha unido un sistema que simula eficazmente la maniobra del “punta tacón”, para realizar las reducciones con suavidad, sin posibilidad de bloquear las ruedas traseras. Se denomina “Synchro Rev Control” y se encarga de sincronizar automáticamente un golpe de gas en el momento en el que engranamos las reducciones. Se puede activar o desconectar mediante un botón (“S-Mode”) situado junto a la palanca de cambios y su funcionamiento me ha parecido ejemplar, incluso en las reducciones más rápidas y apuradas.
En el cuadro de instrumentos lleva un pequeño display que nos indica la marcha que llevamos engranada y también si llevamos activo el “S-Mode” o no. Para los que prefieran hacerlo todavía más fácil, Nissan ofrece para este coche un cambio automático de siete marchas con levas de cambio secuencial en el volante.
Con todo esto, queda claro que el Nissan 370Z Roadster es un deportivo tan eficaz como divertido. Su chasis está claramente por encima de lo que serán capaces de explorar la mayor parte de sus compradores y el placer de conducción está asegurado, tanto en una conducción relajada a cielo abierto como sacando partido a toda su caballería.