Sufrimiento hacia la gloria del tercer título
El año 1983 comenzaba para Niki Lauda con unos esperanzadores podios en los dos primeros Grandes Premios de la temporada. Al volante del McLaren-Ford MP4/1C, Lauda obtenía el tercer puesto en el circuito de Jacarepaguá (GP de Brasil) y la segunda posición en Long Beach (GP de EEUU Oeste).
Pero, antes de volver a la senda del éxito, Niki Lauda tendría que volver a sortear múltiples episodios de sufrimiento ya que, el resto de la temporada, el equipo McLaren se deslizó por un tobogán de malos resultados. Entre abandonos por problemas técnicos y descalificaciones en carrera, Lauda quedaba fuera de los puntos en 10 de las 15 carreras disputadas.
El McLaren MP4/1 (en sus evoluciones “C” y “E”) parecía haber llegado a un punto de ineficiencia, incapaz de enfrentarse a los Williams FW08C y Brabham BT52. Demasiados fallos, demasiadas averías para un piloto que en toda su trayectoria había demostrado saber tratar a sus coches buscando el máximo rendimiento.
Para Niki Lauda, tan atento a la conducción como a la estructura y desarrollo del coche, es la ocasión de estudiar alternativas. Desde su retirada a finales de 1979, renegando de un equipo (Brabham) que parecía incapaz de proporcionarle nuevas victorias, Lauda ha tenido que vivir la paradoja de ver a su último compañero de entonces, Nelson Piquet, proclamarse campeón por primera vez en 1981 y obtener un nuevo título al finalizar la temporada de 1983, pilotando la nueva reformulación de Brabham.
Al final del campeonato, algo le dice que, esta vez, no debe rendirse. El nuevo motor TAG-Porsche 1.5 V6 Turbo estrenado en las últimas carreras vislumbra un altísimo potencial y McLaren prepara ya un nuevo monoplaza MP4/2 para la temporada 1984 que parece prometedor.
El año 1984 se convierte en el año de oro para la escudería inglesa, mérito del motor, del nuevo chasis y también de la elección de los pilotos: Niki Lauda y Alain Prost. Son dos campeones con un carácter muy similar, quizá los dos pilotos más calculadores en la historia de la F1 y de una competitividad feroz.
Niki Lauda ya había saboreado en dos ocasiones el sabor de los títulos y Alain Prost venía de obtener el subcampeonato el año anterior, al volante del Renault RE40. En el momento de su fichaje, el piloto francés decía: » Yo creo que soy un campeón, pero quiero ganar el campeonato y quiero demostrarlo».
El desafío por el campeonato mundial de 1984 se preveía muy emocionante y, observando lo sucedido en aquella temporada, resulta impresionante el número de victorias firmadas por el McLaren-TAG Porsche MP4/2.
Niki Lauda triunfa en las carreras de Sudáfrica (Kyalami), Francia (Dijon), Gran Bretaña (Brands Hatch), Austria (Österreichring) e Italia (Monza), mientras Alain Prost conquista los Grandes Premios de Brasil (Jacarepaguá), San Marino (Imola), Mónaco (Montecarlo), Alemania (Hockenheim), Holanda (Zandvoort), Europa (Nürburgring) y Portugal (Estoril). Ambos pilotos de McLaren protagonizan una lucha hasta la última curva, un baile sobre el podio que entusiasma a todos y que mantendrá la intriga del título hasta el final.
Antes del Gran Premio de Portugal, última prueba de la temporada 1984, Lauda y Prost tienen 66 y 62,5 puntos respectivamente. En la calificación, Alain Prost marca la “pole position”, mientras Niki Lauda se encuentra relegado a la octava posición de parrilla. Máxima tensión en la lucha por el campeonato.
En la salida, Prost defiende su primera posición y mantiene la cabeza hasta pasar vencedor bajo la bandera de cuadros, pero la remontada de Lauda es excepcional. Rebasando enemigos uno tras otro, el piloto austriaco se coloca segundo a pocas vueltas del final, gracias también al abandono de Nigel Mansell (Lotus-Renault 95T), suficiente para ganar el Mundial y completar así su triplete de campeón.
