Talladega Superspeedway, un circuito que impresiona
Y la llegada al circuito de Talladega (4,26 km) no pudo ser más “acongojante”. En la primera reunión informativa nos dieron la “bienvenida” enseñándonos una unidad que había tenido un accidente contra el muro unos días antes (había hecho “aquaplaning” mientras caía una lluvia torrencial sobre el circuito), afortunadamente sin más consecuencias que las materiales. La verdad es que lo único tranquilizador fue comprobar que el habitáculo del coche estaba intacto, a pesar de haber tenido el impacto cuando rodaba por encima de 200 km/h.
Talladega es uno de los circuitos más rápidos de Estados Unidos y del mundo, un trazado oval con tres curvas de diferente radio y con peraltes de hasta 33º de inclinación que imponen respeto, en donde los coches de NASCAR llegan a superar los 350 km/h a lo largo de la vuelta.
Simo Lampinen, antiguo piloto de Saab en el Mundial de Rallyes fue el encargado de darnos las oportunas instrucciones sobre el procedimiento de cambio de pilotos, medidas de seguridad, repostajes y los consejos de conducción sobre los pronunciados peraltes de la pista americana.
Superada la parte teórica pasamos a la práctica y, acompañados por un piloto de pruebas de la marca, salimos a pista para enfrentarnos con la realidad. La llegada al primer “banking” (curva peraltada) no se olvida y la impresión resulta difícil de explicar. Parece que entras en una curva infinita de una montaña rusa interminable (es posible que tenga en torno a 700 m de longitud), con la sensación de deslizarnos por encima de un tobogán que se encuentra completamente inclinado. En medio de las explicaciones, nuestro instructor se detiene prácticamente en medio del peralte con más de 30º de inclinación y todos los que vamos en el coche hacemos fuerza con el cuerpo para vencer la fuerza de la gravedad, con la sensación de que nos vamos a caer rodando hacia abajo. Ahí es donde nos damos cuenta de la verdadera inclinación que tienen las curvas de Talladega.