Todo de carbono
Lamborghini tiene en Sant’Agata Bolognese su propio departamento de diseño y fabricación de “composites”, el Advanced Composites Research Center (ACRC), donde nació el chasis del Aventador original de 2011 y donde se fabrican sus monocascos y componentes de carrocería. Trabaja de acuerdo con los más importantes laboratorios de la especialidad, incluida la Universidad norteamericana de Washington, y comparte patentes de fabricación con Boeing, como las que han permitido desarrollar el chasis descubierto del Aventador J con unas prestaciones de rigidez estructural similares a las de un chasis cerrado.
En los cuerpos huecos y estructuras de matriz tubular, el Aventador J utiliza un proceso de trenzado de las fibras en el propio molde, que también se utiliza en las carcasas estructurales de algunos turborreactores o en las hélices de grandes aviones de carga. Este sistema tiene aquí grandes ventajas de peso y resistencia sobre los laminados de carbono convencionales. Allí donde hay grandes solicitaciones mecánicas, se utilizan también nuevas tecnologías de fibras cortas trenzadas, moldeadas en prensa hidráulica. Por último, las superficies más grandes y sobre todo las que están a la vista, se consiguen por laminación manual de preimpregnados de fibra de carbono.
El Aventador J presume de utilizar una tecnología de “fibra de carbono híbrida”, que es a lo que Lamborghini se refiere al incluir, dentro del propio molde, durante la fabricación del monocasco, inserciones metálicas de aluminio, magnesio o acero, donde posteriormente se atornillan componentes estructurales externos. Cada entredós metálico va unido con adhesivo estructural al panal de aluminio que aprisionan entre sí las dos “pieles” de fibra de carbono, por lo que forma parte del bloque del chasis y puede transmitir a éste grandes cargas mecánicas. En los puntos cruciales se utilizan también bloques de espuma de epoxy, que contribuyen tanto a la rigidez como a la amortiguación de vibraciones.
Como dejó claro hace un año en un célebre manifiesto, Lamborghini consagra buena parte de sus energías a innovar en el diseño y fabricación de “composites”, que según sus ingenieros son los materiales que definirán el futuro de la automoción y, a más corto plazo, una tecnología ineludible para los grandes deportivos. El prototipo Sesto Elemento, un himno a la fibra de carbono, utilizó por primera vez los “composites forjados”, unos super-materiales que alcanzan la resistencia y tenacidad del titanio con una densidad tres veces menor. Se fabrican a alta temperatura, bajo una presión que los autoclaves no pueden proporcionar, y permiten fabricar componentes hasta ahora reservados a las altas aleaciones metálicas, como llantas, componentes de suspensión o carcasas para cajas de cambio. Por ejemplo, con este nuevo material se ha fabricado la estructura de los asientos del Aventador J. Su acabado también es nuevo: el “Carboskin”®, también presente en otros revestimientos del habitáculo, es una tela flexible, de tacto agradable, resultado de estabilizar tejido de fibra de carbono en una matriz de resina flexible. Luciano de Oto, director del ACRC, se imagina este nuevo tejido en todas partes, incluso en piezas de alta costura…