Un final con tres coronas de campeón
En el podio del GP de Portugal de 1984, Niki Lauda y el equipo McLaren están exultantes. Pero Alain Prost no puede disimular cierta decepción. Su diferencia de puntos respecto a Lauda ha sido de tan solo medio punto en la clasificación final, la menor de toda la historia de la Fórmula 1.
Y, en ese momento, quizás recordara aquellos valiosos puntos a los que renunció en el GP de Mónaco. Jackie Ickx, director de aquella prueba, agitó prematuramente la bandera de cuadros en la vuelta 32, otorgándole a Prost una victoria segura que sumaba la mitad de puntos (al no completarse el 75% de una carrera prevista a 76 vueltas).
Bajo el diluvio monegasco, el debutante Ayrton Senna (Toleman-Hart TG184) se acercaba al líder a pasos agigantados y la carrera fue detenida justo en el momento en el que el piloto brasileño asaltó el liderato de Prost. Aun finalizando en segunda posición, los 6 puntos que hubiera sumado Prost completando la prueba, sumarían más que los 4,5 puntos otorgados por ganar una carrera disputada a medias, diferencia suficiente para haber conquistado su primer título mundial de Fórmula 1.
Cuentan que Marlene, la esposa de Niki Lauda, al ver a Prost tan contrariado, trató de consolarle, diciéndole que sólo necesitaba tener un poco de paciencia para ser también campeón. La tercera corona de Niki sería la última, después, el “Profesor” Prost se convertiría en el nuevo rey, conquistando su primer título de campeón de Fórmula 1 en la temporada de 1985, al volante del McLaren-TAG Porsche MP4/2B.
Quien no tendría ningún motivo ya para alegrarse es Niki Lauda. Después de haber tenido que aceptar una rebaja importante en el monto económico de su contrato, el campeón en título solo es capaz de finalizar décimo en la clasificación del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de 1985, con nada menos que once abandonos en los 16 Grandes Premios disputados y un fuerte accidente durante los entrenamientos libres del GP de Bélgica (Spa-Francorchamps), que le impidió correr en el trazado belga y en el siguiente GP de Europa (Brands Hatch).
En el GP de Holanda de 1985 (Zandvoort), Lauda tiene un único detalle de orgullo y se rebela a las órdenes de la escudería McLaren, batiendo a un lanzadísimo Alain Prost. Es el último zarpazo del triple Campeón del Mundo que, a regañadientes, se tiene que adaptar al papel de escudero.
La palabra “FIN” ya está escrita para Niki Lauda en el GP de Australia (Adelaida), último de la temporada. Su McLaren-TAG Porsche MP4/2B tiene un problema en los frenos cuando iba liderando la carrera, el monoplaza se descoloca en la frenada de la recta principal y golpea el muro lo suficiente para romper la suspensión delantera, deteniéndose suavemente en la escapatoria. Lauda desciende del bólido y emprende a pie su regreso hacia el “paddok”, sin volver la mirada.
Es una imagen que lo dice todo… Aquel día, Niki Lauda dejaba atrás como piloto el mundo de las carreras de Fórmula 1. Esta vez, para siempre… aunque haya seguido directamente ligado al Gran Circo hasta nuestros días, desempeñando diferentes funciones como comentarista de televisión, asesor deportivo y director de equipo en distintas escuderías.