Un Sierra nacido para la competición
Pocos meses después de la aparición del BMW M3, Ford sorprendía también a propios y extraños con la presentación de su nuevo Sierra RS Cosworth (en julio del 1986), la contundente respuesta de la marca del óvalo a los progresos de sus rivales. El coche de calle fue desarrollado por los especialistas de Ford Special Vehicles Engineering (SVE), pero sus miras habían sido puestas también en la conquista de nuevos triunfos en el mundo de la competición.
Partiendo sobre la base de una carrocería de tres puertas que había sido utilizada ya en otra versión de escasa relevancia y potencia, el Sierra RS recibía unas suspensiones a la medida, frenos sobredimensionados, una dirección más rápida (con 2,5 vueltas de volante), una caja Borg Warner T5 de cinco marchas y, sobre todo, un poderoso motor de 1.993 cc, con culata de 16 válvulas desarrollada por Cosworth y sobrealimentado con un turbocompresor Garrett T3 que soplaba a una presión de 0,61 bar a plena carga.
En el exterior el aspecto era imponente, gracias a los nuevos aditamentos aerodinámicos, abundantes tomas de refrigeración y un nuevo alerón posterior de espectacular tamaño encargado de reducir la tendencia que tenía el Sierra a levantarse de atrás cuando rodaba a elevada velocidad.
Con todo esto y 204 CV “pura sangre” esperando mostrar toda su fuerza, el Sierra RS Cosworth no solo conseguía batir las prestaciones de sus principales rivales sino que, además, tenía el precio más ajustado entre los contendientes de la época (3.866.696 pesetas), aspecto que lo hacía todavía más interesante.