Viajar es un placer
Con 300 CV, cambio automático, tracción permanente a las cuatro ruedas y numerosos dispositivos electrónicos de ayuda a la conducción, este Saab 9-5 parece tener todo lo apropiado para viajar rápido, cómodo y seguro. Aunque la configuración estándar de suspensión es plenamente satisfactoria en su relación entre estabilidad y confort, para aquellos que quieran todavía más les recomiendo el paquete opcional “DriveSense”, con amortiguación de flexibilidad variable. Mediante un mando situado junto a la palanca de cambios podemos seleccionar entre tres programas diferentes (Comfort, Intelligent y Sport), que no sólo modifican la dureza de la suspensión sino que también inciden sobre el grado de asistencia de la dirección, la respuesta del motor, el funcionamiento del cambio automático y el reparto de par motriz entre ambos ejes (más marcado en el eje trasero en el programa “Sport”). De esta forma, el conductor elige el reglaje adecuado en función del tipo de conducción puntual que quiera realizar o, simplemente, lo configura en el programa “Intelligent”, que adapta todos los parámetros de forma automática en cada circunstancia.
Con todo esto, el Saab 9-5 destaca especialmente por su sobresaliente confort y suavidad de marcha, pero también sorprende cómo un coche tan grande y pesado se desenvuelve con semejante agilidad sobre carreteras viradas. Llevado hasta sus límites acusamos una leve tendencia subviradora, aunque sus reacciones resultan muy progresivas y su sistema de tracción total, con diferencial electrónico autoblocante trasero “e-LSD” (incluido en el paquete opcional conjunto con la suspensión variable), nos aporta una motricidad soberbia en cualquier circunstancia. Su rápida dirección de asistencia variable “VEPS” copia a la perfección los movimientos del volante, con un tacto muy agradable en todo momento y tan solo la caja de cambios y el equipo de frenos parecen quedarse algo cortos respecto a las cualidades dinámicas que proporciona esta versión Aero 2.8T V6.