El golpe no le pareció nunca tal. Se aplicó una suerte de anestesia mental desde los primeros segundos, y con el paso de los días, semanas, meses, la anestesia estabilizó su vida, a costa de convertirlo en un autómata sin alicientes. Quizá esa compuerta puesta en el lugar equivocado, casi inconscientemente, fue lo que acabó […]