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Saab 9-5 Aero 2.8T V6 XWD Automático

Escrito por: Víctor M. Fernández - 7 noviembre 2011

Como si de un avión transoceánico se tratara, el nuevo Saab 9-5 Aero 2.8T nos embriaga con un empuje largo, progresivo y contundente. Su conocido motor V6 2.8 Turbo (utilizado también en los Saab 9-3 y Opel Insignia) tiene la puesta a punto específica para desarrollar nada menos que 300 CV, más que suficientes para alcanzar velocidades de crucero imponentes. Sin embargo, tampoco esperemos la poderosa patada de un verdadero deportivo, pues las dos toneladas de peso que desplazan sus 5 metros de “fuselaje” acaban distorsionando la capacidad de aceleración que cabría esperar en un coche tan potente, arrojando una cifra de 6,9 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, lo normal en un coche con semejante relación peso/potencia.

No obstante, su concepción como berlina de lujo antepone a las prestaciones puras otras destacables virtudes que valoramos en mayor medida en un coche de sus características, aspectos como la seguridad o el agrado de conducción.

En su exterior presenta un diseño que combina a la perfección una línea elegante, con detalles que le dan un toque dinámico, como la doble salida de escape en la parte posterior o sus enormes llantas de aleación de 19 pulgadas de diámetro. Y, en el interior, encontramos una agradable presentación y un nivel de equipamiento acorde a lo esperado en un coche de su categoría, además de espacio generoso para acomodar a todo lujo a cuatro pasajeros.

También es cierto que no llega al nivel de refinamiento de competidores como el Audi A6 3.0 TFSi Quattro, el BMW 535i XDrive, el Mercedes E350 4Matic o el Volvo S80 T6 AWD, aunque su equipamiento de serie es más abundante (muchos de los elementos que lleva este Saab 9-5 son opcionales en sus rivales).

El Saab 9-5 Aero 2.8T es una alternativa más que satisfactoria en el exigente mercado de las berlinas de lujo, un producto bien hecho y capaz de ofrecer el nivel de representación, comodidad, seguridad, equipamiento e imagen que se exige en un modelo de sus características, sin prescindir tampoco de unas cualidades dinámicas al gusto de los conductores más “marchosos”.