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Lamborghini Aventador J

Escrito por: Jorge Silva - 12 marzo 2012

En la Feria del Pilar de 1933, los críticos decidieron que Aventador había sido el más bravo de los protagonistas, toros y toreros incluidos. En el Salón de Ginebra de 2012, el aún joven sustituto del Murciélago pierde el techo y gana en su denominación una misteriosa “J”. Público y crítica se han rendido a sus pies, no ya porque haya sido uno de los protagonistas más bravos y sorprendentes, sino porque su contenido técnico es tan imponente como su aspecto.

Bajo esa “Jota”, que no es precisamente un homenaje a la mencionada Feria de Zaragoza de 1933, se esconde un biplaza descubierto radical, un spider sin parabrisas ni lujos innecesarios, un homenaje al coche en su sentido más puro y esencial. De hecho Lamborghini recomienda a sus usuarios que utilicen el equipamiento preciso para circular al descubierto a 300 km/h, ya que los dos pequeños deflectores son tan exiguos como la cúpula de una moto deportiva. El “J” toma la mecánica del Aventador de 2011 y adopta las últimas tecnologías desarrolladas por la división de “composites” de Lamborghini, responsables en gran medida de la elevada rigidez torsional de su chasis monocasco.

El chasis, junto a los paneles de la carrocería, todos de fibra de carbono, es el elemento que establece las mayores diferencias con el Aventador LP 700-4. En su diseño todo está consagrado a la reducción de peso: no hay techo, parabrisas, navegador, elevalunas, equipo de sonido o aire acondicionado. Y como no hay techo, la seguridad en caso de vuelco se encomienda a unas barras entre el motor y los ocupantes. Si los 1.575 kg del Aventador original suponen un récord en su categoría, gracias al uso intensivo de material plástico, Lamborghini ha probado todo para conseguir que el Aventador J sea incluso menos pesado, lo que (si nos lo creemos) subrayaría la proeza de este coche para disfrutar.

Podría haberse llamado Unica, por aquello de la brevedad, y hasta existe la posibilidad de que algún modelo futuro se llame así. También puede ser una broma. En todo caso no se den prisa: se ha fabricado sólo uno y ya tiene comprador, que ha pagado en torno a 2 millones de euros por el Aventador J.