La versión más deportiva de la gama Golf ha perdido la denominación “R32” para llamarse “R”, a secas. El motivo parecer evidente: el anterior “R32” llevaba un motor atmosférico V6 de 3,2 litros de cilindrada (250 CV), mientras que el nuevo “R” lleva un propulsor de cuatro cilindros en línea turboalimentado de 2,0 litros, así que denominarlo “R20” podría haber transmitido la sensación de dar un paso hacia atrás en su radical planteamiento. Y, lo cierto, es que el nuevo Golf R supera en todo a su antecesor, contando con más potencia (271 CV), mejores prestaciones, menor consumo y mayor eficacia en conducción a fondo.
Ya a simple vista se aprecia que no es un Golf como los demás y, aunque la imagen siga manteniendo una cierta discreción, el diseño frontal sugiere una “mirada” rabiosa, una mirada “R”. Su prominente paragolpes delantero, con generosas tomas de refrigeración, marcados bajos de carrocería, un alerón y un difusor trasero específicos, doble salida de escape en la parte central, las llantas “Talladega” de 18 pulgadas y las luces LED delante y detrás personalizan la carrocería de esta versión.
El Golf R es un producto específicamente enfocado para amantes de los deportivos y la conducción dinámica. Es un coche duro de suspensiones, que antepone claramente la eficacia de reacciones al confort de marcha, aunque lleguemos a convivir en armonía en el uso cotidiano. Además, resulta fácil de conducir y la respuesta del motor es muy agradable. En cualquier caso, abstenerse los espíritus acomodados.