Aunque el Boxster es el modelo más barato dentro de la gama Porsche, no es un coche especialmente económico. No obstante, a cambio de los 52.789 euros que cuesta (55.823 € con cambio “PDK”), la marca alemana nos ofrece el que, probablemente, sea el descapotable más rápido y eficaz dentro de su categoría. El BMW Z4 Roadster sDrive 28i (245 CV) no le hace ni sombra y tan solo el Audi TTS Roadster 2.0 TFSI quattro (272 CV) es capaz de seguir su estela en carreteras viradas.
Muy lejano (1996) queda ya aquel primer Boxster (Tipo 986) de 204 CV y cambio de cinco marchas que parecía pedir a gritos más potencia y prestaciones. El nuevo Boxster, en su tercera generación (Tipo 981), regala los sentidos con 265 CV de potencia y se ofrece con cambio manual de seis marchas o la caja automátizada “PDK” de doble embrague con siete velocidades.
Pero, para mantener la hegemonía, Porsche no solo se ha limitado a colocar un motor más potente, sino que también ha introducido muchos cambios en el nuevo chasis del Boxster, mejoras paralelas a las empleadas también en el nuevo Porsche 911 (Tipo 991). Las más significativas han sido el incremento de la distancia entre ejes (nada menos que 60 mm), el ensanchamiento de las vías (40 mm delante y 18 mm detrás) y el aligeramiento de un buen número de elementos (como las puertas y la tapa del maletero delantero y trasero realizados en aluminio) para obtener un peso final en vacío de 1.310 kilogramos (1.340 kg con el cambio “PDK”), siendo así 25 kg más ligero que el anterior Boxster de segunda generación (Tipo 987) a pesar de haber crecido ligeramente en tamaño (es 32 mm más largo).
Dicha ligereza es uno de los aspectos más influyentes para resultar tan eficaz en curva, ofrecer una capacidad de frenada extraordinaria en conducción a fondo, seducirnos con unas prestaciones excelentes y regalarnos unas cifras de consumo contenidas: 7,7 litros/100 km de consumo medio homologado (un 15,4 por ciento menos que el anterior modelo).
Una velocidad máxima de 264 km/h y su aceleración de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos ya no “impresionan” hoy en día, pero son cifras dignas de todo un buen “deportivo”. Dicha aceleración se reduce a 5,7 segundos con el cambio “PDK” y disminuye hasta 5,5 segundos si lleva el paquete “Sport Chrono” que se ofrece en opción y que llevaba la unidad de pruebas en la que me he puesto al volante.
Así que… ¡¡arrancamos!!