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Porsche 911 Carrera S PDK

Escrito por: Víctor M. Fernández - 18 septiembre 2012

No todos los días se pone uno al volante del coche que ha conducido Carlos Sainz. El Porsche 911 Carrera S que hemos probado es la misma unidad que utilizó el piloto madrileño para realizar el reconocimiento de los tramos del Rally de España Histórico 2012, en el que obtuvo la victoria el pasado mes de marzo.

Confieso que, sentarse a los mandos del mismo coche, es todo un placer, todavía más cuando uno se declara admirador confeso de Sainz y también del Porsche 911, probablemente, uno de los mejores coches que se han hecho en la historia del automóvil.

Si bien los primeros 911 eran tan peculiares y exigentes en la conducción como excitantes de conducir, sacarle pegas al nuevo 911 (Tipo 991) es poco menos que imposible. Si algo me sorprende de los ingenieros de Porsche es que son capaces de volver a mejorar lo que ya parecía casi inmejorable.

Y, en el nuevo 911, han mejorado precisamente los pocos detalles que se podían ya mejorar: consumo, confort de marcha, sonoridad interior, funcionalidad o nivel de equipamiento.

Pero, las mejoras no han terminado ahí. También han hecho un coche más potente, más rápido, más estable, más eficaz y todavía más fácil de conducir. Hace ya varias generaciones (desde la Serie 996) que las peculiares reacciones de “todo atrás” que tenían los 911 pasaron a la historia, para hacerlos mucho más asequibles en la conducción, equilibrados en sus movimientos y neutros en su comportamiento.

El nuevo Porsche lo puede llevar rápido cualquiera. Otra cosa es ser capaz de llevarlo a fondo. Pero, no porque sea difícil de conducir, sino porque, para alcanzar sus límites, tenemos ya que mostrar dotes de pilotaje.

El Carrera S pisa con un aplomo soberbio y permite una conducción tan precisa como eficaz y placentera, apuntando por donde marca el conductor. El coche no comete errores (solo los puede cometer quien lo conduce) y ejecuta las órdenes que le damos con una fidelidad excepcional. Conducirlo es una delicia… pilotarlo es el éxtasis… y poseerlo es un placer terrenal solo al alcance de los que tengan el poder económico para adquirirlo.

En los tiempos que corren, los Porsche 911 han alcanzado ya un precio solo al alcance de verdaderos adinerados. Ya no es un modelo que pueda comprar gente con dinero. Se ha convertido en un coche para gente con mucho dinero, un deportivo aún más exclusivo y deseado si cabe, un deportivo al que resulta difícil encontrarle un rival a su altura.

Su elevado precio y un equipamiento de serie escaso, excesivamente supeditado a las opciones, son los únicos detalles mejorables que le encuentro.

Más información sobre cómo es el Porsche 911 (Serie 991).