Ferrari F138… avioncitos de papel

Cabalgar el más rápido, a lomos de su flamante Ferrari F138, es lo que intenta Fernando Alonso desde el pasado martes 19 en las tandas de pretemporada de Montmeló.

Antes que él, lo hicieron Felipe Massa, marcando el mejor tiempo de las cuatro jornadas de pruebas en Jerez (1m 17,879s), y Pedro De la Rosa, algo más lento, en la seguridad de que son miles de parámetros los que se analizan y no es solo la velocidad lo que prima, aunque al final, el título se lo lleva el que menos tarda en recorrer los 20 circuitos del Campeonato.

Durante aquellos días, Alonso estuvo ausente, poniéndose en forma en el aspecto físico. Viendo algunas fotos de la sesión de Montmeló, el “machaque” al que ha debido someterse, por su rostro, es de los que invitan a cambiarse de acera si te lo encuentras enfadado.

Leyendo resúmenes y oyendo declaraciones de unos y otros a los medios llego a las mismas conclusiones de temporadas anteriores: “No te digo ni que sí, ni que no, pero lo más seguro es que, quién sabe…”

Solo hay algo en lo que todos coinciden, este Ferrari F138 de 2013, al menos, no es horroroso, como lo fue el “patito feo” del 2012 y, además, se deja conducir.

Fernando Alonso, fiel a su estilo, ha declarado que ”este año partimos de una base medianamente buena, aunque no la mejor. Tenemos que conseguir que el F138 sea el más rápido. Por ahora, no sé si estamos preparados para un comienzo positivo”. ¡¡Apunta, Tombazis!!

Michael Schumacher llegó a Ferrari en 1996, siendo ya doble campeón del mundo y la primera vez que se subió a un Ferrari dicen que dijo: “Con este motor, no sé que estáis haciendo para no ser todos los años campeones del mundo”. Antes de esta frase, el último título de pilotos para Ferrari lo había conseguido el sudafricano Jody Scheckter en 1979 y el último campeonato de constructores lo habían obtenido en 1983 (gracias a la regularidad de René Arnoux y Patrick Tambay).

Pero la Fórmula 1, en contra de lo que afirmara en sus tiempos “il Commendatore” Enzo, no es solamente la fuerza bruta de sus motores y el mismísimo “Káiser” Schumacher hubo de esperar hasta el año 2000 para volver a ser campeón de nuevo.

Entre 1983 y el año 2000 habían pasado 17 temporadas en las que Ferrari había tropezado casi siempre en la misma piedra, unas veces en McLaren y otras en Williams, pero siempre con Adrian Newey en medio. “¡¡Que la clave es la aerodinámica!!”

Tres temporadas ha consumido ya Fernando Alonso en su empeño por reverdecer los laureles de 2005/2006 y, varias más, tropezando Ferrari de nuevo en esa “piedra” llamada Newey.

Ya es vieja la bromita que les ha estado gastando el obsoleto túnel de viento de Maranello, hasta que han decidido derribarlo para construir otro menos “mentiroso”. Ahora, los de Ferrari se apañan con el que tiene Toyota en tierras germanas. Veremos si el apaño funciona y cuándo.

Mirando con mayor interés que nunca las fotos del Ferrari F138 y, dada mi incapacidad de análisis en la materia, reparo en el alerón trasero del modelo de este año. Y ante tantos pliegues y repliegues, rejillas, orificios y conductos que no sé donde llevarán a este F138, llego a una conclusión idéntica a la que viví el fin de semana pasado en el Pontón de la Oliva, una vieja presa del Canal de Isabel II de Madrid.

Tengo un nieto de 9 años que, de mayor, no quiere ser bombero, se conforma con ser  diseñador de coches. Y creo que lo va a conseguir.

Como llenar la casa de moldes de coches en arcilla a escala 1:4 no le convence a su abuela, a falta de un túnel de viento, se aplica a la papiroflexia haciendo aviones de papel. Aerodinámica pura.

Con una bolsa conteniendo casi 50 modelos y tamaños distintos de avioncitos, nos situamos en la terraza superior de la presa y empezamos a lanzar aviones como si hubiera comenzado, otra vez, la “Batalla de Inglaterra”. No sé cómo se las arregla el cabroncete, pero todos, hasta los más inverosímiles volaron.

Unos más lejos que otros, cuanto más expectativas de vuelo tuviera el “modelo” más nos equivocamos. Mi hijo y yo, intentábamos corregir y mejorar los diseños de mi nieto. Quitar o poner flaps, inventarse timones de cola, pliegues arriba o abajo… cada uno hacía lo que le salía del viento, pero solamente los de mi nieto llegaban donde él quería. Hubo uno que voló majestuoso camino de la presa grande del Atazar y, cuando ya solo era un puntito blanco, inexplicablemente, picó en vertical. Así es la aerodinámica.

No doy más pistas pero, si dentro de un par de meses el Ferrari F138 no despega, dirigirse a www.autolimite.com, “a la atención del nieto del Abuelete del M3”. 🙂