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¡¡ Despierta Schummi !!

Un relato de El Abuelete del M3 - 25 marzo 2014

01_Michael-SchumacherEstamos estrenando madrugadas para no perdernos una imagen del revivir de la Fórmula 1 y, a cambio, nos encontramos informaciones sobre el estado de salud de Michael Schumacher que nos alarman y tranquilizan por igual.

En medios como “La Gazzetta dello Sport”, compañeros incansables en su carrera deportiva, ponen toda su buena voluntad informando que su ídolo “ya respira por sí mismo”, mientras otros, cuyo nombre no mencionaré, le sitúan a las puertas del más allá, en su impaciencia por publicar la primicia de un dios camino de su Olimpo.

Ellos, que jamás madrugaron para hablar de Michael Schumacher, de aquellas madrugadas en que los verdaderos aficionados te seguíamos a través de Eurosport y RTL, quieren ser ahora los primeros en gimotear la tragedia.

No saben de qué aleación estáis hechos los héroes, no conocen su temple. Tu representante, Sabine Kehm, habla alto y claro, asegurando que tu despertar progresa, en ese hospital de Grenoble desde el que se percibe el rumor torrencial del río Isère, blanco de espuma, arrastrando ahora, en primavera, la nieve de aquella pista negra, donde un golpe traicionero os robó a ti y a los tuyos la alegría del amanecer en un año nuevo.

Ya es marzo de 2014 y los motores del equipo Mercedes son los que han rugido con más fuerza en el trazado australiano de Albert Park, impacientes por brindarte su esperado triunfo, a ti, al dios que bajó de su pedestal para ayudar a Ross Brawn a revivir el mito de las “Flechas de Plata”.

02_Michael-SchumacherA quien escribe estas líneas, aquel gesto de quitarte el “rosso corsa” de Ferrari en 2006 para vestir el mono de plata de Mercedes en 2010, le pareció todo un gesto “torero”, corriendo el riesgo de mancharlo de grasa, una arriesgada apuesta de alguien que se había cortado la coleta demasiado pronto y que tenía renovada la ambición de volver a medir sus fuerzas con los mismos que bajaron del número uno al “Káiser” de la Fórmula 1.

No te fue posible agrandar la estadística inalcanzable de tus triunfos, pero solo el que haya tenido el privilegio de recibir en el casco el huracán que genera un monoplaza de Fórmula 1, sabe que mereció la pena volver.

Esas tres temporadas en las que, codo a codo con los ingenieros y rueda a rueda con Nico Rosberg, se fueron sentando las bases del despertar del gigante de la estrella y de lo que puede ser el comienzo de un nuevo reinado de Mercedes sin fecha de caducidad previsible.

Ahora que lo más importante parece estar hecho, cuando lo más fácil parecía ser el volver a vivir emociones más simples, una roca agazapada bajo un manto de nieve ha roto tu casco y te ha sumido en el sueño. ¡¡Despierta Schummi!!

Dicen los que nada saben, porque nadie regresó para contarlo, que se traspasa el umbral de un túnel y al final se adivina una luz brillante. Que no nos cuenten tragedias, el único túnel del que se sale a 300 Km/h, para recibir la luz más brillante del Mediterráneo, está en Mónaco, le sigue una vertiginosa bajada y finaliza en una imponente apurada de frenada para abordar la “chicanne” más cerrada. No te importe cortarla por el centro, pues ahora no hay comisarios de la FIA y será una señal inequívoca de que vienes tan deprisa como tantas veces en tu vida de piloto de la Fórmula 1.

¡¡Despierta Schummi!! En la mayor de las ovaciones, te aplaudiremos.

 

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