Lexus cumple 25 años de sublimación tecnológica
Lexus está celebrando este año 2014 su 25 aniversario. Y lo hace tal y como comenzó, construyendo coches extraordinariamente buenos, excelentes en nivel de acabado y tecnología, vehículos que subliman el agrado de conducción y la calidad de construcción en todos los modelos.
No soy el único que piensa que los vehículos de Lexus son magníficos sino que lo avala la numerosa lista de reconocimientos a nivel internacional que ha obtenido el fabricante japonés a lo largo de tan corta existencia, entre ellos el galardón de ser considerada durante 12 años consecutivos como la marca mejor valorada en cuanto a calidad por los clientes en el mercado americano, recogido por el prestigioso estudio realizado anualmente por J.D. Power.
Todo comenzó en agosto de 1983, cuando Eiji Toyoda, presidente en aquel momento de Toyota, convocó una reunión con sus más directos colaboradores para poner en marcha una nueva marca de lujo que construyera “el mejor automóvil del mundo”, pensando especialmente en los gustos y exigencias del mercado americano, aunque sin olvidar su expansión a nivel mundial.
Así nacía Lexus (la marca “Premium” de Toyota) y los mejores ingenieros de la compañía comenzaban a trabajar en el desarrollo y producción de una exclusiva berlina de lujo, capaz de rivalizar e incluso mejorar las características de sus competidores de referencia en la época (Mercedes Clase S, BMW Serie 7, Audi V8, Jaguar XJ, Cadillac STS…).
Hicieron falta seis años de intenso trabajo y más de 450 prototipos hasta que el nuevo Lexus LS400 debutó en el Salón de Detroit de 1989, con una carrocería de 5 metros de longitud, un motor V8 4.0 de 245 CV de potencia, cambio automático de cuatro velocidades, un equipamiento de serie que incluía todo cuanto se ofrecía en la época (de confort, seguridad y multimedia) y un nivel de terminación excepcional en cuanto a materiales y calidad percibida.
El LS400 fue el primer modelo de Lexus que se comercializó también en España, del cual llegaron unas pocas unidades a principios de los 90, una marca que resultaba aquí una completa desconocida pero que ya gozaba de un prestigioso bagaje en otros mercados internacionales.
Yo tuve ocasión de probar una de esas primeras unidades que rodaron por las carreteras nacionales y el recuerdo que tengo de aquella berlina de representación es inmejorable en cuanto a confort de marcha, insonorización interior, estabilidad, suavidad de rodadura, nivel de equipamiento, calidad de acabado, cuidado del detalle, agrado de conducción… No sabría decir si realmente era mejor que un Mercedes Clase S o un BMW Serie 7 de la época, pero sí estoy seguro de que no tenía nada que envidiarles y sí era superior en algunos aspectos.
Poco después, sería el Lexus IS200 el que marcaría el verdadero despegue de esta marca “Premium” en el mercado europeo. Dicha berlina de tipo medio hacía su aparición en el año 1999, con un motor 2.0 litros de seis cilindros en línea con 155 CV, cambio manual de seis marchas, propulsión trasera, suspensión “sport”, llantas de aleación de 17” y un estilo marcadamente deportivo para rivalizar directamente con el dinamismo de los BMW Serie 3 y su agilidad de conducción (eso fue lo que confesó alguno de los responsables de Lexus en aquella primera presentación estática a la que tuve ocasión de acudir en Londres).
Desde entonces, hasta nuestros días, en Lexus han continuado experimentado una evolución tecnológica digna de elogio. Junto a Toyota, es la marca estandarte de los vehículos con tecnología híbrida a nivel mundial, siendo los primeros que apostaron a fondo por los vehículos con motor térmico y eléctrico trabajando conjuntamente. En la actualidad, todos los modelos de la gama cuentan con alguna versión con propulsión híbrida, exceptuando el imponente súper deportivo Lexus LFA, con motor V10 de 560 CV de potencia y monocasco de fibra de carbono, que llegó al mercado en edición limitada de 500 unidades a lo largo de 2011.
La verdad es que puedo decir que todos los Lexus en los que me he montado me han parecido excelentes y tan solo he encontrado un pequeño “borrón” en el anterior Lexus IS220d, cuyo motor turbodiésel y su inadecuado cambio manual (por tacto y desarrollos) carecían del refinamiento que merecía un vehículo tan sobresaliente en el resto de los aspectos.
En la actualidad conozco un buen número de satisfechos usuarios que optaron en su día por comprar un Lexus. Algunos de ellos me tocan muy de cerca y siguieron mi modesto consejo a la hora de elegir coche. Os aseguro que ninguno de ellos me lo ha reprochado hasta la fecha, así que, a ver si algún día se tiran el rollo y me invitan a algo 😉
Con marcas como Lexus, dar consejo resulta fácil y solo espero que continúen manteniendo su compromiso de calidad y tecnología a lo largo de muchos años más.