Hamilton vence en territorio “kingsize”. GP EEUU 2014
Lewis Hamilton ha obtenido en el GP de EEUU su décima victoria de la temporada 2014, la quinta consecutiva y la número 32 en su carrera, que le convierte en el piloto británico con más triunfos en la historia de la Fórmula 1 (superando a Nigel Mansell).
Estados Unidos es, por definición, la tierra de lo “kingsize” y el helicóptero que sobrevolaba este Circuito de las Américas lo mostraba en todo su esplendor, quizás una de las mejores obras de Hermann Tilke, un trazado que lo reúne todo para acoger el espectáculo del automovilismo, aunque la Fórmula 1 actual difícilmente iba a colmar las expectativas de los miles de aficionados que ocupaban, sin llenarlas, sus inmensas tribunas.
Tras 65 temporadas no se puede decir que la máxima expresión del automovilismo deportivo haya conquistado definitivamente Norteamérica. Excepto en el Watkins Glen de los 70, la Fórmula 1 “europea” nunca llegó a emocionar lo suficiente a una afición que tuvo siempre en la NASCAR e incluso en la INDY una conexión directa con el ruido y la furia, capaz de arrastrar a los circuitos ovales multitudes impensables en otras latitudes.
El circuito tejano de Austin tuvo una acogida esperanzadora en su estreno en 2012 y parecía que esta vez iba a ser la definitiva. Sin embargo, tras lo visto en esta ocasión, la sensación que me queda es que han creado un brillante envoltorio “kingsize” con muy pocos “cacahuetes” dentro.
El dueño de los “cacahuetes”, Bernie Ecclestone, se está equivocando. Intentar saber qué es lo que este maestro de la manipulación se trae entre manos o conocer la última de sus intenciones es tarea imposible.
Bernie ya es inmensamente rico, pues llenó sus bolsillos gracias a pactos de la concordia y otras sutilezas y también los de aquellos que le podrían haber disputado la supremacía en la gestión del negocio.
Pero eso ya no vale, están llegando las vacas flacas y quedándose por el camino demasiados equipos arruinados mientras alguien debería decir ¡basta!
Cuando la mayor preocupación de la “qualy” no es la “pole”, porque se sabe de antemano quienes no van a tener ninguna posibilidad de hacerla, hay que prestar atención a lo que en ruedas de prensa o entre bastidores puedan opinar los responsables de los equipos que podrían seguir en su caída a Marussia y Caterham (ambos ausentes en este Gran Premio por problemas financieros).
Una parrilla con 18 coches alineados son muy pocos “cacahuetes” cuando, a pocas millas de Austin, la NASCAR rugía con más de cuarenta “hierros” al rojo vivo y las tribunas vibrando en cada vuelta.
En la parrilla de salida de Austin, Nico Rosberg (Mercedes) partía primero, por delante de Lewis Hamilton (Mercedes), Valtteri Bottas (Williams), Felipe Massa (Williams), Daniel Ricciardo (Red Bull) y Fernando Alonso (Ferrari), representando con bastante fidelidad la escala de poder en esta temporada que se anunciaba mágica, para llegar viva a su fin, gracias a la respiración asistida de la doble puntuación que se otorgará en la última carrera (GP de Abu Dhabi).
En el momento de la arrancada, Rosberg conseguía mantener unos metros de ventaja sobre el “predador” Hamilton, mientras Ricciardo perdía varios puestos, Alonso se colocaba quinto y Checo Pérez (Force India) y Adrian Sutil (Sauber) desparramaban por la pista suficiente fibra de carbono para tener que dar entrada al Safetycar durante las primeras vueltas (Pérez sería sancionado al finalizar la carrera por llevarse a Sutil por delante).
Tras un intenso movimiento de cambios de neumáticos en “pit lane”, normalidad en la nueva largada, incluso en la recuperación por parte de Ricciardo del puesto perdido ante Alonso en la arrancada.
Entradas y salidas, órdenes varias de “conservar motores” o “a fondo con todo” y la sombra del tedio planeando sobre el trazado americano. Los pilotos luchan por mejorar sus posiciones y aquí solamente se aburren los espectadores.
No es el día para los numerosos aficionados mejicanos que acuden hasta Austin, con Checo Pérez (Force India) “out” y Esteban Gutiérrez (Sauber) deslucido. Tampoco lo es para Sebastian Vettel (Red Bull), que en esta temporada está conociendo su propio laberinto, ni para Kimi Räikkönen (Ferrari), perdido también en el suyo.
Aquí, el único que sabe que puede ser su día, es Lewis Hamilton (Mercedes) y en la vuelta 25, con aparente facilidad, suelta el zarpazo que derriba a su compañero Nico Rosberg.
El británico ha sabido sumar a su agresividad natural la capacidad de cálculo que le faltaba en temporadas anteriores y ello le convierte en este momento en un rival casi imposible de batir mientras su máquina funcione.
Poco podía hacer contra él Nico Rosberg, excepto confiar en un fallo que no se produciría, viendo como Lewis Hamilton pasaba vencedor bajo la bandera de cuadros. Tras ellos, un extraordinario tercer puesto para Daniel Ricciardo (Red Bull), que superaba con su combatibidad y acertada estrategia a los Williams de Felipe Massa y Valtteri Bottas, mientras que Fernando Alonso (Ferrari) finalizaba sexto y Sebastian Vettel (Red Bull) lograba ascender hasta la séptima plaza (tras arrancar en la carrera desde “pit lane” al tener que utilizar su sexto motor de la temporada).
Los himnos, los sombreros “made in Texas” y el helicóptero, sobrevolando la esbelta torre de ese brillante envoltorio que es el Circuito de las Américas de Austin, nos dejan con la esperanza de que todo cambie en breve y aumenten sensiblemente los “cacahuetes”.
CLASIFICACIÓN FINAL GP DE EEUU 2014
1º Lewis Hamilton (Mercedes), 56 vueltas en 1 h 40 m 04,7 s
2º Nico Rosberg (Mercedes), a 4,3 s
3º Daniel Ricciardo (Red Bull-Renault), a 25,5 s
4º Felipe Massa (Williams-Mercedes), a 26,9 s
5º Valtteri Bottas (Williams-Mercedes), a 30,9 s
6º Fernando Alonso (Ferrari), a 1 m 35,2 s
7º Sebastian Vettel (Red Bull-Renault), a 1 m 35,7 s
8º Kevin Magnussen (McLaren-Mercedes), a 1 m 40,6 s
9º Pastor Maldonado (Lotus-Renault), a 1 m 47,8 s
10º Jean-Eric Vergne (Toro Rosso), a 1 m 48,8 s
NOTA: Jean-Eric Vergne finalizó la carrera en novena posición, pero fue sancionado con 5 segundos de penalización por golpear a Romain Grosjean durante la prueba.
martes, 4 noviembre 2014 a las 2:20
La verdad es que, esta carrera, no ha sido como para recordar por su emoción. No obstante, pudimos ver algunas pequeñas disputas que no han estado tampoco mal y algún que otro adelantamiento al límite que resultó interesante.
Uno de ellos fue el de Vergne a Grosjean a final de recta de meta, una pasada al límite en la cual el piloto de Toro Rosso acabó tocando al de Lotus. Al finalizar la carrera, los comisarios decidieron penalizarle con 5 segundos de tiempo, pero no sé yo si no ha sido quizá demasiado. Las carreras forjan sus momentos emocionantes con adelantamientos como éste y lo cierto es que Vergne (Toro Rosso) solo tocó a Grosjean (Lotus), no se lo llevó por delante como sí hizo el Checo Pérez (Force India) con Adrian Sutil (Sauber) en la primera vuelta, arruinando por completo la carrera del piloto alemán.
Me quito el sombrero de nuevo ante Daniel Ricciardo, todo pundonor, fortaleza y ataque, hasta conseguir su tercera posición del podio tras realizar una mala salida.
Poco que decir sobre Alonso. El asturiano ha vuelto a dar lo máximo con el Ferrari, volviendo a demostrar que es probablemente el mejor piloto de la parrilla. Todo lo contrario que su compañero Räikkönen, totalmente perdido en su pilotaje y sobrepasado por Alonso en toda circunstancia.
Destacar que, en esta carrera, Massa fue más rápido que Bottas y que Pastor Maldonado pareció resurgir de sus cenizas. La Diosa Fortuna no se aliaba últimamente con el venezolano y es una pena, porque el piloto de Lotus ha demostrado que, cuando su coche funciona, él es capaz de sacar lo máximo con su pilotaje (regaló una victoria a Williams cuando el equipo británico no estaba en su mejor momento de competitividad).
Y habrá que esperar todavía algo más de tiempo para ver en qué termina el «culebrón» Alonso. La verdad es que han conseguido tenernos enganchados hasta el próximo «capítulo». 🙂