Buscando la fórmula desesperadamente
Vuelve la Fórmula 1 a Spa-Francorchamp y nadie sabe todavía qué carrera veremos y a qué categoría habremos de apuntarlo.
Hasta la fecha, con 10 Grandes Premios disputados a mitad de la temporada 2015, obtengo una media de cinco contra cinco, con cinco victorias de Lewis Hamilton (Australia, China, Bahréin, Canadá y Gran Bretaña) frente a los cinco triunfos de sus principales rivales, tres de Nico Rosberg (España, Mónaco y Austria) y dos de Sebastian Vettel (Malasia y Hungría).
También hemos presenciado cinco Grandes Premios somnolentes (Australia, China, España, Canadá, Austria), coincidiendo con el dominio incontestable del equipo Mercedes-AMG F1, frente a cinco carreras en donde nos han hecho vibrar de nuevo y creer en el espectáculo de la Fórmula 1 (Malasia, Bahréin, Mónaco, Gran Bretaña y Hungría).
En el lado de los “GP de la esperanza”, Sebastian Vettel gritaba en el GP de Malasia “Ferrari is back”, “Grazie, grazie, grazie”, tras su primera victoria vestido de “rosso corsa”, mientras los murciélagos alojados en las campanas de Maranello escapaban espantados por su tañido, tras dos temporadas enmudecidas.
Era la primera muestra de que aún cabe la esperanza de volver a vivir carreras de Fórmula 1 intensas, como “las de antes”, mientras el cielo de Bahréin encendía “luminarias en el desierto”, con triunfo de Hamilton (Mercedes) y Kimi Räikkönnen (Ferrari) en segunda posición, acercándose a su mejor versión.
El comienzo de Nico Rosberg (Mercedes) no ha podido ser más apagado, como convencido de lo inevitable del tercer título de su compañero, Lewis Hamilton. No obstante, la victoria del piloto alemán en el GP de España marcaba un punto de inflexión y necesaria rebeldía.
Rosberg lo volvía a conseguir en el GP de Mónaco, donde su propio equipo le pasaba un carta marcada bajo la mesa para ganar sobre el trazado de Montecarlo, por tercera vez consecutiva.
Hamilton recuperaba la sonrisa en el GP de Canadá, con una incontestable victoria en ese rápido trazado de “acelerar y frenar”, aderezado con alguna divertida lucha entre quienes solo podían aspirar a recoger las migajas de puntos que los Mercedes fueran desechando.
Durante el GP de Gran Bretaña, la espectacular salida de los Williams-Mercedes de Felipe Massa y Valtteri Bottas marcó el comienzo de una carrera donde pudimos gritar, “¡¡Esto sí es Fórmula 1!!”.
Sobre el circuito inglés surgieron algunas dudas sobre la capacidad de respuesta del equipo Mercedes, mientras Lewis Hamilton, el nuevo “señor de la lluvia”, hubo de emplearse a fondo para llevarse los “laureles virtuales”, aquellas fragantes coronas verdes que adornaban las victorias en 1950, cuando se estrenaba esta pasión de la Fórmula 1 en el circuito de Silverstone.
Con el GP de Hungría volvieron a repicar las campanas de Maranello, en donde también se alzaron miles de banderas rojas para honrar la nueva victoria de Sebastian Vettel (Ferrari) y el emocionado recuerdo por la pérdida de Jules Bianchi (fallecido solo unos días antes).
En Hungaroring asistimos a una salida fulgurante de los dos Ferrari, al nuevo desconcierto en sus poderosos rivales de Mercedes y a un triunfo bien trabajado y bien merecido de “Seb”, en un momento en el que se empezaba a dudar de la calidad de recuperación que parece experimentar la renovada Scuderia Ferrari.
Un soplo de esperanza para el futuro de la Fórmula 1, en contraste con los negros nubarrones que amenazan los cielos de Woking, aún a estas alturas de la temporada.
Razonaba Eric Boullier, director deportivo del equipo McLaren-Honda, la necesidad de abandonar a Mercedes como suministrador del propulsor, diciendo algo que es cierto: “cuando te conviertes en cliente, sabes que estás renunciando a ser campeón del mundo”.
La nueva alianza con el fabricante japonés venía obligada por el regreso de la marca alemana como participante directo, con todas las consecuencias y con la aureola del recuerdo de los mejores años de la escudería británica.
Aquellos triunfos inenarrables de Alain Prost y Ayrton Senna, sobre los McLaren MP4 con motor Honda, justificaban la decisión, aunque los tiempos cambian.
Y cambian tanto que han acabado convirtiendo en habitual que dos campeones del mundo, Fernando Alonso y Jenson Button, se encuentren enfangados en la más dura pelea que jamás pudieran imaginar en sus peores pesadillas.
Ambos pilotos pelean con todo su esfuerzo y profesionalidad, sin perder, por ahora, la sonrisa, tratando de sacar a flote un proyecto en el que se ha unido la veteranía de McLaren y la juventud extrema del equipo de ingenieros nipón, por deseo expreso de Yasuhisa Arai, factótum máximo de Honda.
Están adquiriendo madurez a base de gigantescos tropiezos, utilizando “tokens” en la búsqueda de esa tecla que cita Ron Dennis, escondida en algún rincón de la unidad de potencia de Honda, buscando desesperadamente ese milagro que pilotos y afición necesitan para seguir creyendo que es posible volver a luchar por la victoria.
Pero también hay otros equipos que necesitan grandes dosis de fe, especialmente los que se mueven con motores Renault (Red Bull y Toro Rosso). El fabricante francés no acaba de deshojar la margarita de su regreso como equipo y se les está acusando de falta de compromiso. Al mismo tiempo, Red Bull no descarta una retirada de la competición, tal vez como globo sonda o como aviso a navegantes.
En Toro Rosso, el duelo establecido entre la sorprendente madurez de Carlos Sainz Jr. y la audacia extrema de Max Verstappen , deja en el aire la incógnita del resultado de la batalla, aunque el imberbe holandés ha sido quien más puntos ha recogido (22 contra 9 de Sainz) y más abandonos ha protagonizado (5 retiradas de Max y 4 de Carlos).
No quiero olvidarme tampoco de Roberto Merhi, el tercer español involucrado en este Campeonato del Mundo de F1 2015. El piloto de Manor Marussia llegó casi de puntillas a un equipo con grandes limitaciones financieras y una evidente falta de competitividad, pero su buen hacer le ha permitido mantenerse al volante del Manor Marussia-Ferrari MR03 en todas las carreras (sin tener que efectuar ninguna aportación económica), realizando unas actuaciones muy consistentes en las cuales ha brillado sobre su compañero de equipo, Will Stevens.
No son los citados en este resumen de media temporada 2015 los únicos actores del Gran Circo, pero sí los principales. A estas horas se está levantando en el cielo belga la gigantesca carpa bajo la que millones de aficionados de todo el mundo queremos seguir soñando con una competición más pura y más emocionante.
Confío en que no haya que esperar hasta los nuevos cambios que se vislumbran en la Fórmula 1 para 2017.
