El Día sin coches… yo me descojono
Hoy, como cada 22 de septiembre, se ha celebrado el “Día sin coches”, una iniciativa que dio comienzo en la década de 1990 con la intención de concienciar a los conductores para reducir el alto nivel de contaminación producida por la circulación cotidiana.
La idea en sí es tan romántica como inviable, pues la evolución del mundo, las circunstancias laborales y las infraestructuras particulares de cada ciudad han llevado a millones de personas a utilizar su coche o motocicleta para desplazarse.
Te aseguro que soy un ciudadano que trato de contribuir en el cuidado de la naturaleza y nuestro entorno, pero también soy un ciudadano (como tú) que tengo una serie de necesidades de movilidad y el mundo que me rodea no me ofrece las alternativas convenientes.
Me cuentan que para reducir los niveles de contaminación vaya andando, me desplace en bicicleta, recurra al transporte público o me compre un coche eléctrico, pero viviendo a las afueras de una gran ciudad como Madrid, te aseguro que ninguna de ellas es adecuada.
Andando no, porque no llegaría nunca y en bicicleta me niego, porque llegar sudado a los sitios después de tener que pedalear 40 kilómetros no me parece la mejor manera, además de darme pánico ir con bicicleta entre los coches.
El único transporte público que tengo a disposición es un autobús, que pasa cada “X” tiempo (ya me empieza condicionando en el horario), va por la misma carretera principal que empleo con el coche (se come el mismo atasco), realiza un montón de paradas (en mi coche voy directo) y tarda 70 minutos en hacer el trayecto que en mi coche necesito tan solo 30 minutos (40 minutos adicionales). Visto así, creo que está claro.
Y en cuanto a los coches eléctricos… espero y confío que sea una alternativa real en el futuro, pero a día de hoy siguen teniendo todavía un problema de autonomía que impide convertirlos en una alternativa definitiva. Además, cuando la mayor parte de los coches sean eléctricos ya se encargarán de poner la electricidad al precio de los combustibles actuales (nos contarán cualquier cosa para hacerlo).
También me puedo hacer con un carro tirado por burros (se me echarán encima las asociaciones animalistas por explotación animal) o inventar la máquina de teletransporte. 😉
Bromas aparte, la industria del automóvil es, sin duda, una de las más comprometidas con el medio ambiente, en buena medida obligada por las normativas cada vez más estrictas. La inversión realizada en la reducción de emisiones contaminantes y el reciclado de sus componentes es multimillonaria y aporta un beneficio indudable en este mundo cada vez más global.
Todos los medios de prensa reflejaban ya a media tarde el fracaso estrepitoso de este “Día sin coches” en ciudades como Madrid y Barcelona, en donde los atascos han sido monumentales, favorecidos en muchos casos por el cierre al tráfico de determinadas calles (según informaban en El Pais, los atascos han credido en Madrid un 89 por ciento). Y no creo que el personal haya cogido hoy sus coches por llevar la contraria. Estoy seguro que lo han hecho como todos los días que lo hacen, por necesidad y por la falta de alternativas adecuadas.
Así que, señores políticos y organizaciones ecologistas, menos demagogia y más acciones que solucionen realmente este problema que nos afecta a todos.
Ante una iniciativa como el “Día sin coches”… yo no puedo más que “descojonarme” y creo que lo han hecho conmigo todos los conductores que esta mañana hemos estado atascados. 🙁