En el nombre de Ayrton. GP de Brasil 2016
Para Lewis Hamilton (Mercedes), aquel niño británico que en 1991, viendo por televisión la victoria de Ayrton Senna sobre el trazado de Interlagos, llegó a exclamar que él también quería ganar allí, se estaba cumpliendo el sueño de atravesar con su Mercedes la línea de llegada del mítico circuito brasileño.
Es ya el tercer piloto con más victorias (44) en la historia de la Fórmula1, tras otro de sus ídolos, Michael Schumacher (91). Y podría haber sido éste el momento de haber conseguido su cuarta corona mundial, igualando a Alain Prost (cuatro títulos y 51 victorias), si por probable razón de su carácter y dos abandonos en la temporada, no estuviera abocado, ahora, a tener que ceder el trono a su compañero y máximo rival.
Respecto a Nico Rosberg (Mercedes), quizá nunca sabremos cuánto hay de cálculo y cuánto de impotencia en las últimas actuaciones del piloto alemán.
Aquel Nico sonriente, capaz de conseguir 9 triunfos y una ventaja abismal de 33 puntos sobre Hamilton (a falta de cuatro carreras), está viendo cómo se diluye su capital. Tras el GP de Brasil 2016, los 12 puntos que mantiene a su favor pueden ser muchos o pocos, según lo que ocurra dentro de 15 días en el crepúsculo de Abu Dhabi.
La fortaleza de los registros de Hamilton durante los entrenamientos libres y la “pole” del sábado, denotaban que el británico estaba preparando el asalto definitivo, aunque su contrincante alemán, con su segundo lugar en la parrilla de salida, estaba dispuesto a resistir el envite.
Contaban ambos con unas “Flechas de plata” que les ha hecho casi invulnerables a cualquier ataque externo, excepto el de los Red Bull, los únicos que han sido capaces de romper su aplastante hegemonía en algún momento de la temporada (Verstappen en España y Ricciardo en Malasia).
Con las gradas de Interlagos rebosantes bajo el diluvio tropical, asistíamos al retraso en la salida y al comienzo de la carrera tras el “Safety Car”, llegándonos a plantear si debe primar tanto la seguridad a costa del espectáculo. Lo políticamente correcto en esta época es lo que ha permitido que, durante demasiadas vueltas, Bernd Mayländer estuviera expuesto a convertirse en el “piloto del día”.
Muy rápido para su Mercedes AMG GT y muy lento para la jauría de monoplazas que le seguía, el ritmo del “Coche de Seguridad” nos llevaría a escuchar comentarios de todos los colores a través de la radio y la reflexión de un Max Verstappen impaciente: “Dar vueltas tan lento no hará que el tiempo mejore”.
Colocados en fila india, con penachos líquidos que llegaban a inundar la visera del casco “homenaje a Senna” de Lewis Hamilton, desfilaban tras el británico Nico Rosberg (Mercedes), Kimi Räikkönen (Ferrari), Max Verstappen (Red Bull), Sebastian Vettel (Ferrari), Daniel Ricciardo (Red Bull), Nico Hülkenberg (Force India), ocupando el lugar de Romain Grosjean (que abandonó en la pre parrilla), Sergio Pérez (Force India) y Fernando Alonso, capaz de meter su McLaren-Honda en la “Q3” del sábado.
Cuando el “Safety Car” se retiraba en la vuelta 8, comenzaba un carrusel de emociones… con cierre de “pit lane” por accidente de Ericsson (que lo tapona), una primera bandera roja, motivada por la fuerte salida del Ferrari de Kimi Räikkönen en la vuelta 20 y otra bandera roja en la 28, que retrasaba la prueba hasta el punto de que, en 29 vueltas consumidas, apenas 5 de ellas se habían disputado realmente, haciendo que miles de pulgares de la afición brasileña se mostraran apuntando hacia abajo.
Con los radares indicando lluvia permanente, se relanzaba de nuevo la batalla y en ella volvía a destacar Max Verstappen (Red Bull), el mismo que en la primera arrancada se había colocado en tercera posición, superando a Kimi Räikkönen (Ferrari). El joven piloto se lanzaba ahora, repitiendo jugada extrema en las frenadas, hasta rebasar en la vuelta 32 a Nico Rosberg (Mercedes), que veía tambalear su posición en el campeonato.
En la vuelta 34, el prodigio holandés se aproximaba a 1,7 segundos del líder, pero Lewis Hamilton (Mercedes), sereno, seguro y libre del “spray” que limitaba la visibilidad a sus rivales, controlaba tiempo y máquina.
Tras dominar sobre el torrente un complicado trompo que salvaba “in extremis” sin perder la posición, Verstappen pasaría por el “pit” en la vuelta 44 para colocar neumáticos intermedios (como su compañero Ricciardo), en una decisión táctica del equipo tan errónea como incomprensible, cuando todo indicaba “lluvia intensa” en los 5 minutos siguientes.
La abundante película de agua sobre la pista llevaba al Williams de Felipe Massa contra las protecciones y el monoplaza quedaba parado en la entrada al “pit lane”, motivando una nueva salida del “Coche de Seguridad”. Duro golpe para Massa en su último Gran Premio “en casa”, que se vería recompensado por los aplausos y el cariño del público en un emotivo paseíllo de despedida, envuelto en la bandera brasileña y llorando lágrimas de sal bajo la lluvia.
Pero no olvidemos que estábamos en Interlagos y sobre la pista ocurría algo que recordaba cierto día de 1984, en el GP de Mónaco, cuando Ayrton Senna, pilotando un tosco Toleman-Hart, escribió con sus neumáticos bajo el diluvio una de las más bellas páginas de la Fórmula 1.
En esta ocasión, el protagonista era Max Verstappen (Red Bull), que a consecuencia de la errónea estrategia en la monta de neumáticos tenía que pasar cinco veces por “pit lane” y descendía hasta la 12ª posición. Pero el joven holandés, con nuevos neumáticos de lluvia extrema y extrema ambición, volaba sobre el brillante asfalto de Interlagos para iniciar una implacable remontada.
Han sido 16 vueltas frenéticas en las que Verstappen se peleaba con todos y contra todos, arrollando a su compañero Ricciardo (Red Bull), a Nico Hülkenberg (Force India) y a Carlos Sainz Jr (Toro Rosso) antes de alcanzar a Sebastian Vettel (Ferrari), sobre el que aplicaba la misma dureza que el piloto alemán había aplicado con Fernando Alonso (McLaren) solo unas vueltas antes (rozando el límite legal).
Llegaba así hasta la vuelta 70, en donde conseguía superar también al Force India de un correoso “Checo” Pérez, que pese a su rapidez y mejor estrategia tenía que ceder ante la furia de un “Mad Max” que, en esta complicada carrera, se ha mostrado tan decidido y arriesgado como lo fuera Ayrton Senna en aquel GP de Mónaco de 1984.
Ya en el podio, Lewis Hamilton (Mercedes) disfrutaba el dulzor de su merecido triunfo junto a Nico Rosberg (Mercedes) y Max Verstappen (Red Bull), pensando quizá en qué momento de la temporada perdió la garantía para firmar su cuarto título, ese que habrá de disputar ahora, recobrada su fuerza, a su rival y compañero.
Mientras tanto, Nico Rosberg (Mercedes) quizá piense que está haciendo lo correcto, intentando asegurar, al precio de perder su brillo, un primer Campeonato del Mundo de Fórmula 1 que le iguale a su padre, Keke Rosberg (Campeón del Mundo de F1 en 1982).
Brillante ha sido también el cuarto puesto obtenido por Sergio Pérez (Force India), la sexta posición de Carlos Sainz Jr (Toro Rosso), la novena posición de Felipe Nasr (Sauber) y el décimo puesto de Fernando Alonso (McLaren), que han podido mostrar sobre la lluvia el talento de su pilotaje, ese que no les deja mostrar la menor competitividad de sus monoplazas sobre el asfalto seco.
En esta Fórmula 1 de 2016, cada uno tiene su motivo, pero todos, tras este día de lluvia en Interlagos, han recordado un nombre, un mito llamado Ayrton Senna.
CLASIFICACIÓN FINAL GP DE BRASIL 2016
1º Lewis Hamilton (Mercedes), 71 vueltas en 3 h 01 m 01,3 s
2º Nico Rosberg (Mercedes), a 11,4 s
3º Max Verstappen (Red Bull-TAG Heuer Renault), a 21,5 s
4º Sergio Pérez (Force India-Mercedes), a 25,3 s
5º Sebastian Vettel (Ferrari), a 26,3 s
6º Carlos Sainz Jr (Toro Rosso-Ferrari), a 29,2 s
7º Nico Hülkenberg (Force India-Mercedes), a 29,8 s
8º Daniel Ricciardo (Red Bull-TAG Heuer Renault), a 30,5 s
9º Felipe Nasr (Sauber-Ferrari), a 42,6 s
10º Fernando Alonso (McLaren-Honda), a 44,4 s
NOTA: La carrera fue interrumpida con bandera roja en un par de ocasiones, motivo por el cual su duración se alargó por encima de las 3 horas.
