Quien ríe el último… GP de Singapur 2017
Mientras el cielo de Singapur se enciende tras la victoria de Lewis Hamilton (Mercedes), no puedo evitar que la visión nocturna del circuito de Marina Bay traiga a mi mente la inquietante “Blade Runner”, una cinta icónica sobre un futuro que Ridley Scott situaba en 2019.
Filmada en 1982, no parece que vaya a cumplirse todavía la parte de la profecía en la que multitud de coches voladores surcarían un cielo negro bajo una lluvia permanente.
Sin embargo, por primera vez en sus 10 años de historia, sería la lluvia la que condicionaría el desarrollo del GP de Singapur 2017, una carrera disputada bajo el deslumbrante reflejo de miles de luminarias en donde, la Scuderia Ferrari, se disponía a asaltar el dominio habitual del Team Mercedes AMG F1.
El equipo alemán había manifestado algunas señales de debilidad ya en las jornadas previas a la carrera y, en la sesión de calificación, era Sebastian Vettel (Ferrari) quien conquistaba una brillante “pole position” con un registro de 1 minuto 39,491 segundos.
Justo detrás, se iban a colocar en la parrilla los Red Bull de Max Verstappen y Daniel Ricciardo, seguidos por Kimi Räikkönen (Ferrari) y los dos Mercedes de Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, cerrando las diez posiciones iniciales Nico Hülkenberg (Renault), Fernando Alonso (McLaren), Stoffel Vandoorne (McLaren) y Carlos Sainz Jr (Toro Rosso).
Ambos pilotos españoles y sus correspondientes equipos habían protagonizado los titulares de prensa ya en la primera jornada de entrenamientos libres. McLaren confirmaba su ruptura inevitable con Honda, que pasará a motorizar en 2018 los monoplazas de Toro Rosso, mientras que McLaren llevará las unidades de potencia de Renault en la próxima temporada.
En cuanto al plantel de pilotos, Renault confirmaba también el fichaje de Carlos Sainz Jr para pilotar sus coches en 2018 (cedido por Red Bull), Mercedes renovaba a Valtteri Bottas un año más y Force India seguirá contando con Sergio Pérez y Esteban Ocon en sus filas.
El suspense se mantiene aún en el contrato de Fernando Alonso con McLaren. A pesar del cambio de motores, el equipo británico tendrá que limar todavía algunos flecos para que Alonso renueve su acuerdo, mientras el asturiano sigue flirteando con su idea de obtener la “Triple Corona” (ganar el GP de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis).
Y llegaba la noche de la carrera, con millones de vatios iluminando el trazado de Marina Bay, las viseras claras cerrando el casco de los pilotos y una inesperada lluvia que mojaba el asfalto, incrementaba los nervios y animaba la incertidumbre antes de desatarse la furia.
Un levísimo titubeo de Sebastian Vettel (Ferrari) y una mala arrancada de Max Verstappen (Red Bull) permitía a Kimi Räikkönen (Ferrari) iniciar una maniobra de adelantamiento que acabaría en desastre.
Emparedado por los dos bólidos rojos, el Red Bull de Verstappen tocaba el Ferrari de Räikkonen y se producía una carambola en la cual se golpeaban los tres monoplazas. Con los ejes dañados, el coche de Räikkonen continuaba sin control sobre la pista hasta llevarse por delante a Verstappen (Red Bull) y Fernando Alonso (McLaren), que trazando por el exterior asaltaba magistralmente la tercera posición antes de la primera curva.
Como en la mejor partida de bolos, Räikkonen (Ferrari) realizaba un espectacular “strike” del que conseguían salvarse Sebastian Vettel (Ferrari) y Lewis Hamilton (Mercedes), aunque Vettel perdía el control del monoplaza en la siguiente curva y acababa estrellándose contra el muro de protección, quedando los dos monoplazas italianos fuera de carrera y las expectativas de triunfo destruidas en los primeros segundos.
El “Safety Car” entraba en acción ya en la primera vuelta y Lewis Hamilton (Mercedes) encontraba entonces vía libre para conquistar la victoria. El piloto británico iba a imprimir un ritmo inasequible para el resto de sus rivales y tan solo Daniel Ricciardo (Red Bull) parecía capaz de inquietarle levemente.
Daniel Kvyat (Toro Rosso) dejaba en evidencia la crítica adherencia del asfalto mojado y estrellaba su coche contra las protecciones en la vuelta 11, debiendo entrar nuevamente en acción el “Coche de Seguridad”.
Con la pista secándose progresivamente, las improvisadas estrategias de los equipos iban tomando forma y los pilotos que optaban por realizar una única parada para montar los neumáticos de seco (Hamilton, Bottas y Sainz) obtendrían sus réditos en carrera (todos los “pit stop”).
La facilidad de cometer errores en este trazado urbano volvía a quedar patente en la vuelta 38, cuando Marcus Ericsson (Sauber) se estrellaba en una de las zonas más estrechas del trazado y obligaba a salir por tercera vez al “Safety Car”.
La lluvia inicial y los numerosos incidentes que ralentizaban la carrera pasaban a limitar la prueba a las dos horas de tiempo máximo establecido por el reglamento (en lugar de las 61 vueltas previstas inicialmente), con un Lewis Hamilton (Mercedes) pilotando imbatible hacia la victoria.
Daniel Ricciardo (Red Bull) conquistaba brillantemente el segundo escalón del podio, siendo capaz de mantener a raya a un Valtteri Bottas (Mercedes) al que le falto “pegada”. El mérito del “aussie” ha parecido aún mayor cuando el equipo Red Bull declaraba al final de carrera que su monoplaza tenía un problema hidráulico en la caja de cambios desde la vuelta 15, que les llevó incluso a pensar en la retirada.
Carlos Sainz Jr (Toro Rosso) finalizaba casi tan exultante como el vencedor, conquistando una cuarta posición que parecía impensable con el nivel de competitividad de su monoplaza, mientras Sergio Pérez (Force India) volvía a mostrar de nuevo su consistencia al situarse en quinto lugar.
Mención también para Jolyon Palmer (Renault), que conseguía sumar sus primeros puntos de la temporada en el mismo Gran Premio en el que Renault anunciaba que su monoplaza lo ocupará Carlos Sainz Jr. en la próxima temporada.
Las hipótesis de hasta dónde hubiera podido escalar Fernando Alonso (McLaren) en esta alocada carrera quedan también para acalorados debates entre aficionados, sobre todo teniendo en cuenta que su compañero Vandoorne (McLaren) acababa en la séptima posición y que el piloto español se había colado en el tercer puesto antes de que se lo llevaran por delante.
Dicen que quien ríe el último ríe más fuerte y, sin duda, la sonrisa del vencedor Hamilton (Mercedes) fue mucho más sonora que la celebración de Vettel (Ferrari) al marcar la “pole” el día anterior, una demostración de cómo pueden cambiar las cosas y los protagonistas en un simple golpe de suerte o de infortunio.
CLASIFICACIÓN FINAL GP DE SINGAPUR 2017
1º Lewis Hamilton (Mercedes), 58 vueltas en 2 h 03 m 23,5 s
2º Daniel Ricciardo (Red Bull-TAG Heuer Renault), a 4,5 s
3º Valtteri Bottas (Mercedes), a 8,8 s
4º Carlos Sainz Jr (Toro Rosso-Renault), a 22,8 s
5º Sergio Pérez (Force India-Mercedes), a 25,3 s
6º Jolyon Palmer (Renault), a 27,2 s
7º Stoffel Vandoorne (McLaren-Honda), a 30,4 s
8º Lance Stroll (Williams-Mercedes), a 41,7 s
9º Romain Grosjean (Haas-Ferrari), a 43,3 s
10º Esteban Ocon (Force India-Mercedes), a 44,8 s
NOTA: la carrera estaba inicialmente prevista a 61 vueltas, pero la salida del “Safety Car” en tres ocasiones llevó a limitar su duración a las 2 horas establecidas por reglamento.