Vettel borra la sonrisa a Hamilton. GP Australia 2018
Comienza esta temporada 2018 con un GP de Australia de resultado sorprendente, en el que se hace realidad ese aforismo castizo de que “la risa va por barrios”.
Nada mejor que ver el rostro de Lewis Hamilton (Mercedes) sobre el podio del Albert Park, ni un gesto de felicitación ni aproximación a un Sebastian Vettel (Ferrari) exultante por su inesperado y trabajado triunfo, imponiendo la superior estrategia de los de Maranello y algo de fortuna.
Había sido en la vuelta 25, con el “Safety Car” en pista tras el problema técnico de los dos Haas-Ferrari VF18 (ambos salían del primer cambio de neumáticos con una rueda suelta), una maniobra tan cortante como lo fue la frase con la que Hamilton enmudeció la ironía del piloto alemán en la entrevista posterior a la “Qualy” del sábado: “esperé a la Q3 para borrarte la sonrisa de la cara”.
Lewis Hamilton (Mercedes) había sido en la “Q3” casi un segundo más rápido que en la “Q2” y les había metido 0,6 segundos a los pilotos de Ferrari, que especulaban con la posibilidad de que el monoplaza de Hamilton tuviera un “botón de fiesta” (“Party Mode”) que el británico pulsaba cuando necesitaba una ventaja extra.
Porque el piloto de Mercedes había demostrado con la primera “pole position” del año que poco o nada había cambiado desde noviembre, pese a lo aleatorio de los resultados de las pruebas invernales en Montmeló.
Sobre el trazado catalán, como cada año, los distintos equipos trataron de aparentar un poderío que podría ser tan real como ficticio, inventándose o disimulando su verdadera fortaleza. Una comedia en la que, incluso los Toro Rosso STR13, consumiendo un motor por jornada, tratarían de convencernos y convencerse del acierto de su nuevo compromiso con Honda.
Tras la fabulosa “performance” del nuevo Mercedes-AMG F1 W09 EQ Power + en la “Q3”, marcando un increíble 1 m 21,164 s, Hamilton encabezaba la parrilla de salida, emparejado con el Ferrari SF71H de Kimi Räikkönen.
Detrás se situaban el Ferrari de Sebastian Vettel y el Red Bull RB14 de Max Verstappen, colocándose en tercera línea los dos HAAS-Ferrari VF18 de Kevin Magnussen y Romain Grosjean, una demostración de que el potencial mostrado por el equipo americano en las pruebas invernales no iba de farol.
La cuarta fila de parrilla era para el Renault RS18 de Nico Hülkenberg y el Red Bull RB14 de Daniel Ricciardo, penalizado en tres posiciones por exceder la velocidad con bandera roja (marcaba en entrenamientos el quinto registro).
Y, cerrando los lugares de preferencia, se situaban Carlos Sainz Jr (Renault) y el McLaren-Renault MCL33 de Fernando Alonso, que pese a no haber entrado en la “Q3” ascendía un puesto en parrilla por la sanción de cinco posiciones que penalizaba a Valtteri Bottas, tras sufrir un accidente en “Q3” que le obligaba a cambiar la caja de cambios (saliendo así desde la posición 15).
Sin las “Grid Girls” ya flanqueando los monoplazas en la parrilla, se apagaban los semáforos rojos en el circuito de Melbourne, abierto a todas las incógnitas con un trazado tan vertiginoso como estrecho y una secuencia de salida en la que desde su inauguración en 1995 se han producido en los primeros metros algunas de las montoneras más notables de la Fórmula 1.
Lewis Hamilton (Mercedes) aceleraba a tope para no verse sorprendido por la audacia de Kimi Räikkönen (Ferrari), que llegaba a colorar su “bala roja” en paralelo en la segunda frenada, siendo Kevin Magnussen (Haas) quien conseguía adelantar en dicho punto a un nervioso Max Verstappen (Red Bull), colocándose en cuarta posición.
Salvadas las primeras curvas sin percances importantes, Fernando Alonso (McLaren) intentaba superar a Carlos Sainz Jr (Renault) por el exterior de la curva 13, pero el madrileño conseguía resistir el envite, al mismo tiempo que luchaba con un problema en el dispositivo que le permite beber durante la carrera y que no paraba de introducirle líquido en la boca.
En la vuelta 14 ya habían desaparecido de pista el Williams-Mercedes FW41 del debutante Sergey Sirotkin, el Sauber-Ferrari C37 de Marcus Ericsson y el Toro Rosso-Honda STR13 de Pierre Gasly, cuyo motor Honda parecía estar en la misma circunstancia que las temporadas anteriores en su “joint- venture” con McLaren.
Entretanto, la carrera parecía discurrir con tranquilidad para Lewis Hamilton (Mercedes), liderando ya con varios segundos de ventaja sobre Kimi Räikkönen (Ferrari), que en la vuelta 18 intentaba beneficiarse de un “undercut” y entraba en “pit lane” para montar neumáticos de compuesto blando, siendo Hamilton quien pararía para hacer la misma monta en la vuelta 19 (todos los “pit stop”).
Sebastian Vettel (Ferrari) aprovechaba la circunstancia para liderar la carrera y Hamilton conseguía volver a pista por delante de Räikkönen, confiados en el equipo Mercedes de que su piloto retomaría el liderato cuando Vettel realizar su primera parada.
Pero nadie podía suponer que, en dos vueltas (en la 23 Magnussen y en la 24 Grosjean), los pilotos de Haas habrían de sufrir una debacle en su paso para cambiar ruedas. Una tuerca mal apretada por las malditas pistolas, un fallo idéntico que les fulminaba de la carrera, destrozando su brillante actuación y abriendo de par en par las puertas de la sorpresa tras la aparición en pista del “Safety Car” (momento en el que Vettel entraba a cambiar neumáticos).
En ese río revuelto pescó Sebastian Vettel, aprovechando el golpe de fortuna y el planteamiento hábil de un español, Iñaki Rueda, su jefe de estrategia en pista, que le devolvía al asfalto por delante de todos, preguntándose un incrédulo Lewis Hamilton dónde había ocurrido la catástrofe que situaba su Mercedes a la zaga del Ferrari del piloto alemán.
Todo lo que vino después fue una batalla en la que participaron, cada uno con sus armas, los principales guerreros: Vettel (Ferrari) defendiéndose de los ataques de Hamilton (Mercedes), Räikkönen (Ferrari) conteniendo el empuje de Ricciardo (Red Bull) y Fernando Alonso (McLaren) manteniendo el margen con Verstappen (Red Bull), protagonista de un espectacular trompo durante las primeras vueltas que le dejaba fuera de la lucha por el podio.
En una lección de veteranía, Alonso ralentizaba el ritmo para conseguir que Verstappen sintiera el aliento de Nico Hülkenberg (Renault), Valtteri Bottas (McLaren) y Stoffel Vandoorne (McLaren) colocándose a sus espaldas.
Desesperado el holandés por esos dos escasos metros de anchura que le faltarían al trazado de Albert Park para tener alguna posibilidad de imponer su mecánica, comprobaría que, a motores similares, el bólido naranja y su unidad de potencia Renault no son ya la presa fácil de los días en que el jovencísimo Max arribó a la Fórmula 1.
En el tramo final, faltando tres vueltas para la llegada a meta, Lewis Hamilton (Mercedes), con algunos problemas de frenada, desistía en su intento de cazar al líder y centraba su atención en el retrovisor, donde el Ferrari de Kimi aumentaba peligrosamente su tamaño.
La bandera de cuadros descendía vertiginosa para saludar a Sebastian Vettel (Ferrari), vencedor por segundo año consecutivo en esta primera batalla, donde se juega con Hamilton (Mercedes) la posibilidad de alcanzar ese 5º título que les igualaría con el mítico Juan Manuel Fangio.
Hamilton cruzaba la línea de meta en segunda posición, debiendo conformarse con una derrota que aún no terminaba de explicarse, tan dura de encajar que borraba su sonrisa de raíz, con un rictus de triste incredulidad durante la ceremonia del podio que completaba Kimi Räikkönen (Ferrari) con su gesto de “pasota” habitual.
Sería injusto no celebrar el quinto puesto de Fernando Alonso (McLaren) y su regreso a los lugares donde se dan las verdaderas batallas de la F1. Su bólido tiene que mejorar bastante para ello, pero hay que creer que lo hará o, al menos, esa es la expectativa que transmiten en el equipo de Woking.
Mención también esperanzadora para el décimo puesto de Carlos Sainz Jr (Renault), que ha tenido que pelear en condiciones de inferioridad física al llegar a sentir nauseas durante la carrera por ingesta excesiva de líquido (a causa del problema antes citado con el mecanismo de bebida).
Si la primera carrera del año ha resultado impredecible, veamos dentro de dos semanas qué ocurre en el GP de Barhéin. De momento, el “Modo Fiesta” ha sido Vettel quien lo ha puesto en todo Maranello y también ha sido el piloto alemán el que le ha borrado a Hamilton la sonrisa de la cara, aunque ha tenido la elegancia de no restregarle las palabras a su rival desde lo más alto del podio. Durante la rueda de prensa de calificación le había recordado a Hamilton que “lo que va, vuelve” y ya se sabe, quien ríe el último…
CLASIFICACIÓN FINAL GP DE AUSTRALIA 2018
1º Sebastian Vettel (Ferrari), 58 vueltas en 1 h 29 m 33,2 s
2º Lewis Hamilton (Mercedes), a 5,0 s
3º Kimi Räikkönen (Ferrari), a 6,3 s
4º Daniel Ricciardo (Red Bull-TAG Heuer Renault), a 7,0 s
5º Fernando Alonso (McLaren-Renault), a 27,9 s
6º Max Verstappen (Red Bull-TAG Heuer Renault), a 28,9 s
7º Nico Hülkenberg (Renault), a 32,6 s
8º Valtteri Bottas (Mercedes), a 34,3 s
9º Stoffel Vandoorne (McLaren-Renault), a 34,9 s
10º Carlos Sainz Jr (Renault), a 45,7 s