He tenido un sueño… Feliz Navidad 2020
Cuando llegas a cierta edad, cuando has vivido tanto que has desgastado hasta la necesidad de soñar porque la mitad de tus sueños ya se han cumplido y la otra mitad se han roto, te encuentras velando en mitad de la noche y ahora recuerdas… volviendo a tu mente imágenes con el olor y sabor de los días de la infancia.
Y de aquel tiempo recuerdas, sobre todo, Navidades que viviste con seres que te quisieron y a quienes quisiste.
Piensas en cómo fuiste creciendo y cómo la vida te fue dando lo que con tu esfuerzo supiste conquistar y también algunas de las cosas que perseguiste pero no se dejaron alcanzar.
Pero… ¡¡qué coño!!… esta noche es Nochebuena y mañana Navidad y por eso hoy solo vamos a recordar cosas buenas.
Y una de esas cosas buenas que ha tenido tu vida ha sido, sin duda, la afición “a los coches”, algo que te fascinó desde muy niño en aquel barrio humilde donde naciste.
Pero, en su pobreza, aquel barrio situado a las afueras, junto al río Manzanares, tenía algo muy rico pues era escenario de carreras ciclistas de las más importantes y muy cerca tuvimos hasta un “Circuito de la Ciudad Universitaria” donde una mañana de octubre de 1949 corrían en el I Grand Prix de Madrid unos deslumbrantes bólidos pilotados por los dioses de la velocidad que, tan solo un año después, se convertiría en Fórmula 1.
En aquel espectáculo de ruido y furia se despertó en el interior del niño una pasión que duró toda su vida y culminó cuando, en el cénit de su trayectoria profesional en la hostelería, colocó sobre el morro de un Fórmula 1, el McLaren M23 de Emilio de Villota, la pegatina del PUB SEIS PENIQUES.
Setenta años gozando y sufriendo los avatares de la competición más adictiva, con fases de fiebre junto a Juan Manuel Fangio, Jackie Stewart, Niki Lauda, Gilles Villeneuve, Ayrton Senna, Michael Schumacher, Fernando Alonso, Lewis Hamilton… y fases de aburrimiento que mejor no recordamos.
De pronto, un nuevo sueño parece convertirse en realidad, otra vez dos pilotos españoles en la Fórmula 1, la experiencia de Fernando Alonso y el empuje de Carlos Sainz.
Carlos Sainz Jr, genes de campeón heredados de un padre que llenaba de pasión y polvo los caminos de WRC siendo el “Matador”, quizás el mejor de todos los tiempos, con solo dos Campeonatos del Mundo de Rallyes ganados.
Un niño Carlos que, con la solidez de su trabajo, se ha vestido del “Rosso Corsa” que solo lucieron los elegidos para la Scuderia Ferrari.
Y de nuevo en la parrilla, ahora rivales, Fernando Alonso, aquel “Nano” que, ¡¡Toma, toma, toma!! en un ya lejano 2005, conquistó con sus manos mágicas y su Renault R25 sobre el asfalto ardiente de Interlagos el primero de sus dos Campeonatos del Mundo como piloto de Fórmula 1.
Quizá, como Carlos Sainz Senior, mereció mucho más, pero ni siquiera vestido del rojo de Ferrari pudo lograrlo. Así de dura es la competición y tanta fue su decepción y su grito tan alto que temblaron los muros de Maranello y también los de Woking, cuando llamado por Honda regresó a McLaren, un fallido intento que duró tres años.
Como el caballero medieval o el samurái que alberga su alma, caminó hacia el destierro buscando otros campos de batalla, victorias brillantes y peleadas derrotas, Alonso tampoco encontró lo que el guerrero necesita.
Y ahora regresa, vestido de azul Alpine, codo a codo en futuras parrillas junto a “Carletes”, banderas de España en sus cascos, que le hacen soñar con verdes laureles a este viejo aficionado.
¿Será que sueño despierto?
Para todos los amigos y seguidores de Autolimite.com… ¡¡FELIZ NAVIDAD!!