Button desenvaina el «Sable plateado»

Mis dudas sobre la naturaleza de la Fórmula 1 en la temporada que ha comenzado en el G.P. de Australia se han disipado. En la pretemporada hubo algo de teatro, los resultados de las jornadas de prueba invernales nos mostraron un McLaren estilizado como un sable de plata y, a sus pilotos, no queriendo enseñar su verdadero filo.

Ya en la calificación mostraron todo el poder de su brillante arma, ocupando la primera fila de la parrilla y Jenson Button, en la salida de la carrera, antes de llegar a la primera curva, fue el  “Capitán Alatriste”, capaz de dar un certero mandoble que partió en dos la prueba y a su propio compañero de equipo.

Mucho más atrás, en los puestos 12 y 16 de la parrilla, Fernando Alonso y Felipe Massa  eran la escenificación del drama que vive Ferrari desde hace varias temporadas. No es admisible que una concentración de poder económico , patrocinio  y capacidad de pilotaje como la aportada por Fiat, Banco Santander y Alonso  (Massa es otra cosa) vean tan disminuido su brillo por la acción u omisión de quienes llevan demasiado tiempo sin dar la talla, llámense Pat Fry, Stefano Domenicali o el “sunsum  corda”.

No es honesto y tampoco inteligente , cargar toda la responsabilidad sobre los hombros de un solo piloto, obligándole a dar permanentemente el 120 % de su capacidad para salvar el buen nombre de la escudería del “cavallino”.

Se puede caminar un tiempo por el filo de la navaja pero el riesgo de cortarse es altísimo y afiladas como” barberas” están las armas de Ron Dennis, para que el asturiano tenga que enfrentarse no solo a ellas, sino también a los Red Bull (aunque hayan perdido algo de su fuelle soplador), a los Mercedes de Schumacher (cada día más afinados) o a los renacidos  Lotus- Renault y Williams.

Si después de llegar a la tercera o cuarta cita del campeonato Ferrari no se ha encontrado a sí misma, sería el momento de calar bayonetas y, con su punta, empujar a la intemperie a los responsables de tanta frustración.

Antes de referirme a lo que ha ocurrido sobre el trazado de Albert Park mi reflexión regresa a algo que, hace más de dos años, me dijo alguien de Autolimite.com,  que sabe de coches y de Fórmula 1 mucho más que yo.

Cuando Michael Schumacher sorprendió al mundo con su regreso a la competición y todos nos preguntábamos los motivos para volver a una disputa en la que, aparentemente, tenía poco que ganar, esa persona me lo explicó muy sencillamente: el “Káiser” había regresado para ayudar a Mercedes a encarrilar un ambicioso proyecto que vuelva a ilusionar a toda Alemania, como ya lo hicieron las auténticas “Flechas de plata” de los años 30 en manos de Caracciola  y sus réplicas de los 50, en manos de Juan Manuel Fangio y Stirling Moss.

Hice mía esa teoría y ahora, al tercer año, empiezan a recogerse los primeros frutos. Quizás en 2012, con Schumacher y Rosberg  no se alcance la confirmación definitiva, pero, tiempo al tiempo.

Con el semáforo de salida aún en rojo y los motores al máximo de vueltas el deseo del “Abuelete del M3” era que se confirmara que la Fórmula 1 es , sobre todo, deporte, competición en estado puro y que la inevitable ración de circo o de teatro de variedades y vanidades, se representara siempre en el paddok, nunca sobre el asfalto.

Button, saliendo por el lado sucio de la Luna, se encargó desde el primer segundo de demostrar que ha cuajado en uno de los mejores pilotos de esta época. Discutido y discutible hasta que se proclamó campeón en 2009, ahora es quien mejor representa el lado “british” de la competición. Un Hamilton que se había mostrado eficaz e incisivo, alcanzando su pole número 20, nada pudo hacer por muy limpia y despejada que estuviera la pista ante él en el momento de la salida.

Alonso, se las apañaba para llegar 10º a la primera curva y 8º a la segunda. Después, llevando su extraño Ferrari al límite de sus posibilidades durante toda la carrera, fue escalando posiciones, en parte ayudado por la mala fortuna de Grosjean (en su disputa con Maldonado en la segunda vuelta) y la retirada de Schumacher. Todo lo demás se lo ha ganado a pulso, dando ese 120 % que le exigen las circunstancias y la colaboración del equipo del Pit Line, que ha funcionado eficazmente , sin cometer errores de estrategia.

Vettel y Weber ya no muestran el dedito y la cara de la superioridad insolente. Las nuevas  reglas parecen haberles reducido la posibilidad de volar a reacción y tendrán que aumentar el consumo de su energética Red Bull si quieren mantener sus opciones de victoria, que existen, sin duda.

La carrera de Massa , como la de Rosberg y sus resultados, son bastante decepcionantes, lo del brasileño ya hay que elevarlo a categoría, desconozco la razón última de su permanencia en Ferrari. Quizá Brasil, como nuevo El Dorado, sea una promesa de gran mercado para la marca; quizá le estén compensando todavía por el accidente que sufrió a los mandos de su bólido. Sea cual fuere la razón, flaco favor y ningún beneficio obtendrán manteniéndole en el equipo, la deuda, si hubiera existido, está saldada.

En esta primera prueba de la temporada hay muchas cosas que destacar. Lo resumiré diciendo que la carrera ha sido emocionante. En la zona media de la parrilla, Pastor Maldonado acabó talonando a Fernando Alonso antes de estrellar su Williams contra el muro. También destacaron Sergio Pérez, estirando hasta el infinito la duración de unos Pirelli que este año parecen estar desarrollados para no gastar bromas demasiado pesadas,  y un Kimi Raikkonen, más locuaz que nunca, peleándose junto a Kobayasi , De Ricciardo y Di Resta  hasta el último metro en un grupo apretado como no se veía desde hace mucho tiempo. Son la muestra palpable, la esperanza de que la Fórmula Uno siga siendo un imán irresistible para los que llevamos octanos en la sangre.

Tras una victoria rotunda, “el padre del piloto”, señor Button, pasea su bandera de la U.K. por esa parte del todavía Imperio Británico donde hace mucho que también se puso el sol y lo hace con el legítimo orgullo de ver a su hijo con el “sable de plata” desenvainado, en lo más alto del podio en este prometedor comienzo de temporada . ¡¡hip, hip, hurra!!…